Hospitales regresan a sus casas a manatíes rehabilitadas
Los manatíes no son liberados hasta que alcanzan los 272 kilos. Lamentablemente, para que ellos puedan aumentar tanto peso lleva demasiado tiempo
Soleil, una manatí rescatada, fue pesada por última vez antes de ser liberada en un manantial de Florida.
Por Catrin Einhorn/ The New York Times
Las huérfanas llegaron al hospital de manatíes de ZooTampa. La primera fue encontrada nadando sola en aguas poco profundas, con el cordón umbilical aún adherido. Dos meses después, otra fue rescatada de un canal. Luego vino la más pequeña que jamás habían tenido: los manatíes deben pesar unos 30 kilos al nacer, pero esta pesaba sólo 20 kilos.
Recibieron los nombres de Calliope, Soleil y Piccolina.
Eso fue en el 2021, un mal año para los manatíes de Florida. En la costa este del Estado, décadas de contaminación por aguas residuales y fertilizantes habían provocado la muerte de las praderas marinas, el alimento de estos animales. Los funcionarios de vida silvestre contaron cientos de cadáveres.
En otros lugares, continuaron presentes otras amenazas, como colisiones con botes y envenenamiento por marea roja, un alga tóxica.
Nadie sabe qué pasó con las madres de las tres bebés, que fueron rescatadas en la costa oeste de Florida. Normalmente, una cría permanece con su madre hasta dos años, mientras aprende dónde encontrar comida y las áreas de agua cálida que necesitará para sobrevivir a las olas de frío.
“Obviamente ocurrió algún tipo de trauma”, dijo Molly Lippincott, quien maneja las especies de Florida en ZooTampa.
Los manatíes figuraron entre los primeros animales incluidos en la Ley de Especies en Peligro de Extinción de Estados Unidos en 1973, cuando su población se estimaba en alrededor de mil. Ahora han llegado a ejemplificar tanto el poder de la conservación como lo débiles que pueden parecer sus éxitos. La estimación de población más reciente, para el 2021-22, es de aproximadamente 10 mil.
Los investigadores atribuyen el aumento en gran medida a la protección del hábitat y a restricciones de velocidad para embarcaciones. En el 2017, el Gobierno federal de EU reclasificó a los manatíes de Florida de en peligro a amenazados.
Durante su más de un año en ZooTampa, las bebés aumentaron de peso. Para noviembre del 2022, la pequeña Piccolina pesaba 170 kilos, Calliope pesaba más de 181 y Soleil pesaba 215. Pero los manatíes no son liberados hasta que alcanzan los 272 kilos. Aumentar tanto peso lleva tiempo. Para liberar espacio en la alberca de cuidados críticos, son enviados a otra parte.
Para Calliope, Soleil y Piccolina, eso significó viajar mil 600 kilómetros al zoológico de Cincinnati, en Ohio, una de tres instalaciones fuera de Florida que pueden acoger manatíes que necesitan crecer. Es parte de un consorcio de más de 20 grupos que colaboran en el rescate de manatíes.
En Ohio. Calliope, Soleil y Piccolina comían de contenedores dispuestos para imitar praderas marinas.
Calliope era curiosa, inteligente y un poquito traviesa. “Quiere estar en todo lo que sucede en el tanque”, dijo Remy Romaine, uno de sus cuidadores en Cincinnati.
“Tiene que saber qué está sucediendo”, añadió otra, Tara Lay. “Muy involucrada. Nada de espacio personal”.
Soleil parecía más que feliz de complacer las peticiones de sus cuidadores, especialmente si había comida de por medio. Piccolina, apodada Pickles, parecía un poco tímida y se mantenía cerca de sus hermanas adoptivas.
En otoño del 2023 llegó el momento de regresar a Florida. Sólo que ahora pesaban aproximadamente el doble. Los trabajadores del zoológico usaron correas para colocar a cada manatí en una camilla similar a una lona que, cuando está suspendida, crea una especie de hamaca. Un malacate las elevó hasta contenedores a la medida. No fueron sedadas porque eso podría ocultar una emergencia médica o comprometer su capacidad para respirar. Los manatíes parecen tolerar bien estos traslados, dicen los expertos.
El comportamiento plácido de los manatíes puede haber ayudado a hacerlos tan populares entre los humanos, dijo James Powell, director ejecutivo del Instituto de Investigación del Acuario Marino Clearwater, en Florida, que forma parte de la red de rescate. “Creo que hay algo en ellos que infunde una sensación de paz en la gente”, dijo.
Esta conexión entre humanos y manatíes significa que los animales reciben más atención y financiamiento que muchas especies amenazadas.
En la última década, más de 800 manatíes huérfanos, enfermos o heridos han sido llevados a centros de cuidados intensivos.
El Manantial Tres Hermanas fue un lugar apropiado para liberarlas. Calliope fue la primera. Personal la llevó al agua en camilla. Se deslizó boca arriba antes de alejarse nadando.
“¡Adiós Calliope!”, dijo Lay, quien acudió a ver la liberación. “¡Te amo! Pórtate bien”.
Un dispositivo de rastreo flotaba detrás de ella mientras se unía a las docenas de manatíes silvestres en el manantial. Nadó por todo el perímetro, curiosa como siempre. Una hora más tarde, tocó el turno de Soleil. Al día siguiente, el de Piccolina.
Se encontraron y se reunieron por un momento, lejos de los otros manatíes. Luego se separaron flotando.
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