Juventud de Pakistán apoya a Imran Khan
En los últimos años, a medida que la población joven ha crecido a aproximadamente la mitad de su electorado, ha habido una creciente frustración con ese sistema, dicen los analistas
Jóvenes partidarios de Imran Khan, el Primer Ministro depuesto de Pakistán, en Lahore el 8 de febrero.
Por Christina Goldbaum /The New York Times
ISLAMABAD, Pakistán — Cuando el Gobierno de Pakistán censuró a los medios de comunicación, el partido del ex Primer Ministro Imran Khan subió videos de campaña en TikTok. Cuando la policía prohibió a sus seguidores realizar manifestaciones, éstos se reunieron en línea.
Y cuando Khan terminó en prisión, sus seguidores produjeron discursos utilizando inteligencia artificial para simular su voz.
El mensaje de Khan hizo eco en millones de personas que estaban frustradas por la crisis económica del País y las viejas dinastías políticas: Pakistán tiene décadas de estar en un fuerte declive, dijo, y sólo él podía restaurar su grandeza.
El éxito de los candidatos alineados con el partido de Khan en las elecciones de este mes —obteniendo más escaños que cualquier otro en el Parlamento— fue una sorpresa para la política paquistaní. Desde que Khan perdió el apoyo de los Generales del País y fue depuesto por el Parlamento en el 2022, sus partidarios habían enfrentado una represión liderada por el Ejército que los expertos dijeron estaba diseñada para marginar al ex Primer Ministro.
Su éxito marcó la primera vez que la estrategia política usada por el Ejército del País durante décadas para mantener su control del poder se desvió de curso. También demostró cómo la retórica populista de Khan y la juventud usuaria de Internet del País están reescribiendo la política en Pakistán, una nación con armas nucleares de 240 millones de habitantes que ha batallado con golpes de estado desde su fundación hace 76 años.
Ahora, los partidos de Khan y Nawaz Sharif, el tres veces ex Primer Ministro, compiten para ganarse a otros legisladores y establecer un gobierno de coalición. Si el partido de Khan tiene éxito —un resultado que muchos analistas consideran improbable— sería la primera vez que un gobierno civil en Pakistán estaría dirigido por un partido reñido con los militares y cuyo líder está tras las rejas.
Independientemente del resultado, el partido de Khan “demostró que es una presencia política inquebrantable, que aprovecha la insatisfacción de la juventud paquistaní”, dijo Adam Weinstein, subdirector del programa de Medio Oriente en el Instituto Quincy, un grupo de expertos con sede en Washington. “Las redes sociales y la movilización juvenil están cambiando las reglas del juego”.
Durante aproximadamente la mitad de la historia de Pakistán, los militares han gobernado el País directamente. Cuando se permitió que los gobiernos civiles llegaran al poder, fueron dirigidos por unos cuantos líderes que normalmente llegaron al poder con el apoyo de los Generales.
Esos líderes construyeron partidos políticos en torno a sus dinastías familiares. Pero en los últimos años, a medida que la población joven ha crecido a aproximadamente la mitad de su electorado, ha habido una creciente frustración con ese sistema, dicen los analistas.
Los jóvenes se sentían excluidos del sistema político de Pakistán porque “alguien de la familia siempre obtendrá el máximo puesto”, dijo Zaigham Khan, analista en Islamabad.
Si bien Khan inicialmente saltó a la prominencia política con la ayuda del Ejército, después de ser depuesto explotó el anhelo de cambio de los jóvenes. Su partido, Pakistan Tehreek-e-Insaf, o PTI, produjo campañas políticas en las redes sociales que los jóvenes dicen que provocaron un despertar político.
Su mensaje atrajo a los jóvenes. “Estoy harto de todo este sistema de partidos políticos que han estado gobernando el País”, dijo Usman Saeed, de 36 años, después de votar por candidatos del PTI en Lahore el 8 de febrero. “Han encarcelado a Imran Khan —ése es el asunto principal— demuestra que todo ha sido manejado por el establishment”.
Pocos de estos electores recordaban el descontento de los últimos meses de Khan en el cargo, cuando su popularidad se desplomó al dispararse la inflación. Si se le hubiera permitido completar su mandato, dijeron muchos analistas, su partido probablemente no habría ganado las siguientes elecciones generales.
Después de ser depuesto, las autoridades procesaron a Khan, resultando en sentencias por un total de 34 años de prisión. Arrestaron a cientos de sus seguidores.
Esa campaña de intimidación pareció sólo reforzar el apoyo a Khan.
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