Por Catherine Pearson / The New York Times
Lydia Birk, de 56 años, ha conservado su ejemplar favorito de “El Conejo de Terciopelo” desde que sus tres hijos —ahora de entre 20 y 30 años— eran pequeños.
Le encantó ser una madre ama de casa, y llenó el hogar de su familia con libros. Tenía la esperanza de ser algún día una abuela “buena onda” que compartiría sus historias favoritas con una nueva generación.
Sin embargo, ninguno de sus hijos quiere tener hijos. Y aunque esa decisión es “correcta para ellos”, dijo Birk, de todos modos, le rompe el corazón. “Ya no tengo hijos pequeños y ahora no voy a tener nietos”, expresó. “Así que esa parte de mi vida sencillamente ha terminado”.
Al igual que Birk, un creciente número de miembros de la Generación X y baby boomers enfrenta el hecho a veces doloroso de que nunca van a convertirse en abuelos. Poco más de la mitad de los adultos de 50 años o más tenía al menos un nieto en el 2021, comparado con casi 60 por ciento en el 2014. En medio de tasas de natalidad en declive, más adultos en EU dicen que es poco probable que tengan hijos por diversas razones, donde la principal es: simplemente no quieren.
No obstante, aspirantes a abuelos, como los Birk, podrían experimentar un profundo sentido de añoranza y pérdida cuando sus hijos optan por no ser padres, incluso si a nivel intelectual entienden que sus hijos no les “deben” un legado familiar, dijo Claire Bidwell Smith, terapeuta en Los Ángeles y autora de “Conscious Grieving”.
No ayuda que nuestra sociedad suele pintar a los nietos como una recompensa por envejecer.
“Uno siempre escucha a la gente hablar de lo genial que es ser abuelo, de cómo es mejor que ser padre”, señaló Bidwell Smith. “Creo que cuando la gente no puede vivir eso, conlleva un pesar muy real”.
Es una especie de duelo que nuestra cultura tiende a no reconocer y que la gente no sabe cómo abordar, declaró.
Christine Kutt, de 69 años, tuvo a su única hija a la edad de 42 años, luego de años de pensar que no quería criar hijos. La experiencia la transformó y le ha encantado ser madre, afirmó. Pero su hija está convencida de no querer hijos, apuntando a su pesimismo sobre el estado en que se halla el mundo.
Kutt, quien es divorciada y vive a las afueras de Chicago, oscila entre expresar apoyo a la decisión de su hija y albergar discretamente la esperanza de que ella pudiera cambiar de opinión.
Es probable que los padres de familia que tienen la esperanza de tener nietos se hallen en una edad en la que estén experimentando una “contracción del tiempo”, con menos años por delante que los que han vivido, dijo Maggie Mulqueen, una psicóloga en Massachusetts. Eso puede significar que enfrenten dudas existenciales sobre sus vidas y legados, explicó.
Mulqueen ha descubierto que la decisión de no tener hijos puede afectar la relación entre padres e hijos, sobre todo cuando un padre o madre de familia que ha soñado con tener nietos no logra separar su decepción personal de una sensación de estar decepcionado de sus hijos.
Kutt, cautelosa de no cometer ese error, no habla con frecuencia del tema con su hija. “Me ha dejado perfectamente en claro que no se debe abordar este tema”, dijo, aunque a veces no puede evitarlo. Kutt le dice a su hija que la mujer que será dentro de 10 años no reconocerá a la persona que es hoy, y la incita a mantener sus opciones abiertas.
La situación puede parecer un rechazo personal, indicó Mulqueen. Algunos de sus clientes se preguntan, “¿acaso me equivoqué tanto como padre de familia que mis hijos no quieren tener hijos?”, apuntó.
Y cuando la generación de uno está inmersa en la experiencia de ser abuelo —al llevar niños a prácticas de futbol y recitales de ballet— también puede hacer que la gente sin nietos se sienta excluida, señaló Mulqueen.
Bidwell Smith dijo que era importante que los padres de familia se den permiso a sí mismos de reconocer y procesar su pena. Para algunos, eso es difícil —podrían decirse a sí mismos que simplemente deben superarlo.
Expertos alientan a las personas sin nietos a explorar distintos lados de sí mismos. Aquellos que extrañan pasar tiempo con niños más pequeños pueden hallar formas de involucrarse, dijo Mulqueen. Una de sus clientes se ofreció como voluntaria para impartir clases particulares de matemáticas en una escuela local.
Jill Perry, de 69 años, tiene dos hijas de treintaitantos años sin hijos, a quienes apoya totalmente.
De todos modos, “los nietos traen tanta esperanza y luz a tu vida”, comentó. “Me parece que tener eso es un contrapeso a envejecer. Porque envejecer es difícil”.
“Ya no tengo hijos pequeños y ahora no voy a tener nietos. Así que esa parte de mi vida sencillamente ha terminado”.
LYDIA BiRK
Madre de tres hijos
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