Líder de extrema derecha en Francia culpa a “desinformación” tras derrota en elecciones

Jordan Bardella, líder de Agrupación Nacional de Francia, atribuye su derrota en elecciones a la “desinformación” que pintó a su partido como extremista

Jordan Bardella, de Agrupación Nacional de Francia, atribuyó su derrota a la “desinformación”.

vie 19 de julio de 2024 a las 18:54

Por Andrew Higgins/The New York Times

Preparado para celebrar la victoria, pero terminando por explicar por qué su partido terminó tercero, el líder del partido de extrema derecha Agrupación Nacional de Francia atribuyó los sorprendentes resultados electorales del 7 de julio a la “caricatura” de su partido como extremista. Esa “desinformación”, dijo, dio la victoria a “formaciones de extrema izquierda”.

El discurso que Jordan Bardella, líder del partido nacionalista antes conocido como Frente Nacional, dirigió a sus sombríos partidarios la noche de las elecciones, capturó una tendencia en toda Europa: una intensa polarización política en la que cada lado denuncia al otro como “extremista”.

Europa está lejos de lo que el historiador británico Eric Hobsbawm denominó la “era de los extremos” del siglo 20, cuando el continente sucumbió a las ideologías extremistas gemelas del fascismo y el comunismo.

Las batallas de hoy se limitan a lanzar insultos de un lado a otro de una venenosa brecha política, aunque un intento de asesinato en mayo contra el Primer Ministro de Eslovaquia demostró que los fantasmas de la violencia pasada aún acechaban.

La cuestión más divisiva es si el nacionalismo ofrece la salvación de los shocks de un mundo cada vez más interconectado, como la inmigración y la dislocación económica, o una amenaza a la democracia. En este mundo político, ya no hay oponentes, sólo enemigos a los que se debe vilipendiar como extremistas.

Slavoj Zizek, un filósofo esloveno, lamentó ese sentimiento tanto en la izquierda como en la derecha cuando dijo: “Todo el mundo llama extremistas a las personas con las que no están de acuerdo.

“Vivimos tiempos tristes y difíciles, y esta etiqueta es muy peligrosa”, afirmó. “Democracia significa estar abierto a la diferencia. Presupone que compartimos una comprensión de los valores básicos”.

El que si esta polarización constituye una amenaza es tema de debate. Ni la estridente derecha ni la corriente antisistema de la izquierda representada por el francés Jean-Luc Mélenchon, cuyo grupo de partidos obtuvo la mayor cantidad de escaños el 7 de julio, tiene el apoyo para ser una fuerza verdaderamente disruptiva donde las instituciones son fuertes.

Y si bien la férrea derecha ha logrado más avances en Europa en general, también ha tropezado. Pero mientras más se atrincheran los bandos políticos, despreciando las normas previamente aceptadas, más se erosiona el centro y más se pone a prueba la democracia.

Quizás el ejemplo más vívido de la polarización de Europa sea Eslovaquia, donde el Primer Ministro Robert Fico, un populista veleta que comenzó en la izquierda antes de acoger mensajes nacionalistas, regresó al poder en septiembre después de una apretada victoria electoral. En mayo, sobrevivió por poco a un intento de asesinato por parte de un pistolero que luego fue descrito por Fico como un “mensajero del mal y del odio político” de sus oponentes de izquierda.

$!Celebrando los resultados de las elecciones francesas en París el 7 de julio. El resultado sorprendió.

Este mes en Gran Bretaña, el deseo de cambio dio al Partido Laborista, fuera del poder durante 14 años, una aplastante victoria electoral contra un Partido Conservador dividido y desacreditado. Pero la victoria laborista en Gran Bretaña estuvo acompañada de una fuerte actuación electoral del partido Reformista de Nigel Farage, una fuerza impulsora detrás del Brexit.

Las dificultades políticas de Europa, en su mayoría desprovistas de debate sobre políticas, son vistas en muchos lugares como una “broma y un circo”, dijo Zizek.

Un ejemplo extremo de ello fue la victoria en las elecciones al Parlamento Europeo el mes pasado de un bromista de 24 años en Chipre sin experiencia política ni propuestas de políticas. Se autopromocionó como un “comete-errores profesional” y ganó un escaño después de una campaña en la que pasó una semana en un ataúd.

“Lo que quería él decir era que la política es una farsa”, dijo Zizek. “Pero la desconfianza mundial hacia la política es una tragedia, especialmente cuando llega a los jóvenes”.

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