Huracán Otis hundió a tripulaciones de yates
Las playas de Acapulco en México que atraían a decenas de miles de visitantes anualmente se han convertido en un cementerio de barcos hundidos.
Barcos dañados varados en Acapulco, México, por el huracán Otis, una tormenta categoría 5.
Por Zolan Kanno-Youngs y Emiliano Rodríguez Mega / The New York Times
Acapulco, México. La noche en que el huracán Otis azotó Acapulco, Saúl Parra Morales recibió un video que sólo unas horas antes habría parecido increíble.
Los meteorólogos habían pronosticado poco más que una tormenta tropical. Pero Parra Morales observó horrorizado cómo su hermano filmaba el viento ensordecedor y las olas rompiendo contra el Litos, el yate donde trabajaba.
“Esto se está volviendo más intenso”, dijo en el video Fernando Esteban Parra Morales, hermano de Saúl. “Estamos nerviosos, pero estamos a salvo”.
No lo estaba. Fernando, un maquinista, es uno de los muchos marineros que han estado desaparecidos desde que el huracán de categoría 5 —la tormenta más poderosa en azotar la costa del Pacífico mexicano— causó destrucción en Acapulco el mes pasado. Si bien las autoridades mexicanas no han revelado detalles de las 49 personas muertas y otras 26 desaparecidas, familiares, líderes empresariales y la Armada de México dicen que muchos eran capitanes, marineros y otros trabajadores de embarcaciones.
Destrozada Acapulco
La gran comunidad marinera de Acapulco, cimiento de este imán turístico durante décadas, ha quedado destrozada. Las playas que atraían a decenas de miles de visitantes anualmente se han convertido en un cementerio de barcos hundidos. Capitanes de yates, instructores de buceo, hostess y otros han visto sus medios de vida trastocados.
“Son el corazón de la Ciudad”, dijo Abelina López Rodríguez, Alcaldesa de Acapulco. “Lo perdieron todo”.
Para agravar el dolor, los familiares de los desaparecidos dicen que se les ha negado proceder con su duelo al sortear burocracia para tratar de encontrar los restos de sus seres queridos. Parra Morales y otros familiares han hecho búsquedas en playas y una isla cercana, encontrando restos de otros barcos e incluso un cadáver. “Si nosotros, los familiares, hemos encontrado todo esto, ¿por qué ellos no encuentran nada?”, dijo Parra Morales afuera de la base naval de Acapulco, donde esperaba con las familias de otros tres tripulantes desaparecidos del Litos.
Oficiales de la Armada de México dijeron que habían enviado a 40 personas a ayudar a buscar a los marineros desaparecidos, así como a buzos para ayudar a recuperar barcos hundidos. La Marina ha llevado a la costa 67 de los 614 barcos dañados por Otis, de acuerdo con una portavoz, la Teniente Liz Barojas.
Un reto, dijeron los funcionarios, ha sido los intereses en conflicto entre los familiares de los desaparecidos y los propietarios de yates. Durante días, los propietarios pidieron a la Marina que no moviera algunas embarcaciones hasta que las compañías de seguros pudieran completar las evaluaciones de los daños, dijo el Capitán Rogelio Gallegos Cortés, mientras que las familias rogaban a la Marina que recuperara las embarcaciones y cualquier posible pista sobre sus familiares.
Mientras la fiscalía del Estado de Guerrero respalda el conteo oficial de personas desaparecidas, Alejandro Martínez Sidney, quien encabeza la Cámara de Comercio y Turismo de Acapulco, dijo que con base en los familiares que se habían puesto en contacto con su grupo, la cifra podría estar más cerca de 100.
“Hay mucha gente preguntando por sus familiares”, dijo.
Mei-li Chew Irra, de 26 años, es esposa de Ulises Díaz Salgado, de 43 años, el capitán del Litos. “Habría dado su vida por toda su tripulación”, dijo Chew Irra sobre su marido. “Los amaba como si fueran su familia”.
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