Monasterio benedictino renace con festejo y esperanza en Nursia, Italia
Tras ocho años del terremoto que devastó la región en Nursia, los monjes benedictinos celebran con misa y cena para mil personas compartiendo alegría
Parte del monasterio reconstruido de Nursia; la estructura original fue destruida por un sismo en el 2016.
Por Elisabetta Povoledo/The New York Times
NURSIA, Italia — Tal vez hayan elegido una vida contemplativa de oración, pero en junio, una pequeña comunidad de monjes benedictinos organizó un festejo para la apertura de su nuevo monasterio en una colina con vistas al poblado de Nursia en el centro de Italia, donde nació San Benito.
Tras una misa y una cena para mil personas —alrededor de la mitad de ellas residentes de Nursia— los monjes se instalaron oficialmente, ocho años después de que un terremoto trastocara una parte considerable de Nursia y destruyera su espacio anterior.
En las festividades, sirvieron Nursia, su cerveza artesanal, cuyas ventas financiaron la restauración del monasterio capuchino del siglo 16 que la comunidad había comprado tras volver a Nursia hace 25 años, después de una pausa de dos siglos. La celebración era también un momento de esperanza para una zona que batalla para recuperarse luego de que el terremoto agravó años de despoblación.
Nursia figuró entre los 138 poblados y aldeas en los Apeninos devastados por terremotos en el 2016. Dos meses después de que un sismo en la región cobrara casi 300 vidas ese agosto, Nursia fue sacudida por uno con magnitud de 6.5 grados.
No se reportaron muertes en el sismo de octubre, porque muchas personas habían evacuado. Pero muchas casas y edificios históricos se colapsaron, entre ellos la Basílica de San Benito y el monasterio anterior de los monjes (San Benito nació en Nursia aproximadamente en el año 480).
Desde los sismos, muchos pueblos han batallado para reconstruirse.
Sin embargo, para los monjes, la recaudación de fondos recibió ayuda de las ventas de cerveza, “que se mantuvieron bastante estables”, durante ese periodo, “pese al Covid y la guerra en Ucrania”, indicó el Reverendo Augustine Wilmeth, el director cervecero en el monasterio, cuyo estatus ha sido elevado a abadía.
El Reverendo Benedict Nivakoff, el abad, dijo que las ventas de cerveza cubrieron más o menos entre 15 y 20 por ciento de la reconstrucción.
En su sermón en una misa reciente, Nivakoff habló de la “virtud de la paciencia”. Pero dijo en una entrevista que para los monjes, y para los residentes de la región —unas 575 mil personas, de acuerdo con cálculos del Gobierno— “ha sido difícil”.
La despoblación de la zona había iniciado mucho antes del terremoto, a medida que los jóvenes migraban a ciudades.
Y alrededor de 11 mil familias afectadas por los terremotos del 2016 continúan en vivienda subsidiada temporal, arrojan cifras del Gobierno.
Los monjes han ayudado a atraer visitantes a Nursia, señaló el Alcalde Giuliano Boccanera.
“Tomamos nuestros votos aquí, votos que eran de por vida”, apuntó Nivakoff. “Nuestra esperanza era apegarnos a eso”.
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