¿Occidente trata de relegar a Wagner en África?
La muerte de Prigozhin en agosto ha sacudido la relación alguna vez cercana del grupo con la República Centroafricana
Mercenarios de Wagner este otoño en una ex base de la ONU en las afueras de Bouar, República Centroafricana.
Por Elian Peltier / The New York Times
En mejores tiempos, Yevgeny V. Prigozhin, el líder del grupo mercenario Wagner, se presentó en un centro cultural ruso en la Capital de la República Centroafricana, prometiéndoles a los niños computadoras portátiles gratis.
Sin embargo, la muerte de Prigozhin en agosto ha sacudido la relación alguna vez cercana del grupo con la República Centroafricana, que ahora está sopesando ofertas de Rusia y de países de Occidente, entre ellos Estados Unidos, para reemplazar a Wagner como su principal garante de seguridad.
El resultado podría ser un indicador del futuro del grupo en el Continente, donde la República Centroafricana es quizás la más profundamente enredada entre el puñado de naciones africanas que están asociadas con Wagner.
El Ministerio de Defensa ruso ha buscado absorber algunas de las actividades de Wagner, conservando al mismo tiempo su influencia. Pero un alto diplomático de Occidente declaró que la incertidumbre en torno a Wagner en la República Centroafricana ofrecía una “ventana de oportunidad” para que Estados Unidos y Francia contrarrestaran la influencia rusa.
La Administración Biden ha ofrecido asistencia de seguridad a cambio de sacar gradualmente a Wagner, revelaron tres funcionarios centroafricanos informados de las negociaciones. Fidèle Gouandjika, el asesor de seguridad de Faustin-Archange Touadéra, Presidente de la República Centroafricana, señaló que su Gobierno tenía hasta este mes para avisar a los funcionarios estadounidenses si estaba dispuesta a asociarse con ellos.
Un vocero del Departamento de Estado de EU dijo en una declaración que Estados Unidos estaba alentando a los funcionarios centroafricanos a “independizarse del grupo Wagner”.
Touadéra también ha sostenido pláticas con Emmanuel Macron, el Presidente de Francia, la ex potencia colonial cuyo involucramiento en el País ha menguado en años recientes.
Aún no está claro si países occidentales pueden ofrecer el mismo nivel de seguridad que el grupo mercenario y si funcionarios centroafricanos se atreverán a enfrentar a grupos rebeldes y otras amenazas sin Wagner.
Durante años, Wagner ha protegido el liderazgo de la República Centroafricana con cuerpos de seguridad, armas y campañas de propaganda. A cambio, ha obtenido lucrativas concesiones de extracción de oro, diamantes y madera, al tiempo que también comete abusos flagrantes de derechos humanos contra civiles y en choques con grupos rebeldes.
Sin embargo, en entrevistas con más de una docena de funcionarios y diplomáticos, así como analistas y defensores de derechos humanos, muchos dijeron que Wagner ha sido un socio difícil del que se quisieran librar.
“Nos vendieron una asociación de ganar-ganar, pero esa relación no nos ha dado mucho”, comentó un funcionario del Gobierno centroafricano, quien pidió el anonimato.
Cuando se le preguntó lo que la muerte de Prigozhin significaba para el papel de Rusia en África, Vladislav Ilin, un vocero de la Embajada rusa en la Capital, Bangui, respondió, “sin cambio”.
Algunos expertos dudan que Touadéra se atreva a deshacerse de la seguridad que ofrece Wagner.
Instructores militares rusos fueron invitados por primera vez a la República Centroafricana en el 2017, al tiempo que su Ejército mal entrenado y subfinanciado batallaba para contener a grupos rebeldes que libraban una insurgencia desde el 2012.
Más de mil mercenarios y algunos de los principales operarios de Wagner permanecen en el País. Controlan la mina de oro más grande del País y son escoltas de Touadéra.
A muchos centroafricanos se les dificulta imaginar un divorcio del grupo. “Los Wagner” han convertido a sus soldados en un Ejército profesional, afirman. Salvaron a Bangui de los rebeldes y llevaron orden a regiones remotas del País.
No obstante, muchos otros dicen que las tácticas severas del grupo, como violaciones, tortura y otros abusos a los derechos humanos, así como explotación económica, han echado a perder la relación.
“Conocemos sus prácticas, sabemos de las mujeres y las niñas que se llevan a sus camiones”, expresó el Cardenal Dieudonné Nzapalainga, el Arzobispo de Bangui. Pero agregó que “aún así son un mal menor” que los grupos rebeldes que durante años controlaron áreas extensas de la República Centroafricana.
Wagner ha tratado de suavizar su imagen. El centro cultural ruso en Bangui, conocido como la Casa Rusa y operado por un agente de alto nivel del grupo Wagner, ofrece clases de tejido e idiomas, ceremonias matrimoniales y bocadillos gratis.
Eric Schmitt contribuyó con reportes a este artículo.
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