Qatar busca ganar influencia en Estados Unidos y Europa
Qatar amplía su estrategia global: la reciente acusación contra Menendez es solo el último capítulo de sus esfuerzos por ganar influencia en Estados Unidos y Europa
Qatar enfrentó críticas internacionales por su trato a los trabajadores migrantes en Doha antes del Mundial 2022.
Por Vivian Nereim y Tariq Panja | The New York Times
Cuando el Senador estadounidense Robert Menendez llegó a Qatar en el 2022 para asistir a la fastuosa producción de la Copa Mundial de futbol varonil en el País, concedió una inusual entrevista a la agencia de noticias del Gobierno autoritario elogiando los avances de Qatar en materia de derechos laborales.
El diminuto Estado del Golfo Pérsico enfrentaba críticas respecto a sus preparativos para el torneo, incluyendo la explotación de los trabajadores inmigrantes que construyeron la infraestructura. Pero Menendez dijo que prefería resaltar los aspectos positivos del torneo y del país anfitrión.
Meses después, Menendez, de 70 años, fue acusado en Estados Unidos de aceptar cientos de miles de dólares en sobornos para blandir su poder en el País y en el extranjero. El caso inicialmente se centró en acciones que beneficiaron a Egipto, pero nuevos detalles se relacionan con Qatar.
Los fiscales acusaron a Menendez de usar su influencia y conexiones para ayudar a un desarrollador de Nueva Jersey a obtener respaldo financiero de un fondo de inversión operado por un miembro de la familia real de Qatar a cambio de sobornos. Para ganarse a los qataríes, dijeron los fiscales, el desarrollador, Fred Daibes, esperaba que Menendez “tomara medidas en beneficio del Gobierno de Qatar”.
Adam Fee, abogado de Menendez, dijo que los contactos del Senador con funcionarios extranjeros eran “rutinarios” y “legales”. Menéndez y Daibes se han declarado inocentes.
La acusación es la más reciente de una serie de casos en los que Qatar, un importante exportador de gas natural, ha parecido buscar una mayor influencia en Estados Unidos y Europa forjando relaciones con funcionarios gubernamentales o personas relacionadas con ellos.
Hace poco más de un año las autoridades belgas anunciaran cargos contra una vicepresidenta del Parlamento Europeo, diciendo que había intercambiado decisiones políticas que beneficiaban a Qatar por bolsas de dinero en efectivo.
Qatar, ensombrecido durante años por acusaciones de que había utilizado sobornos para ganar los derechos para ser sede de la Copa Mundial, ha negado haber tratado de influir en la funcionaria europea, quien también ha mantenido su inocencia.
Sin embargo, para los analistas que estudian el Golfo, estos casos son parte de un panorama más amplio y una ventana a cómo los estados ricos en combustibles fósiles de la región transforman la riqueza en poder político en todo el mundo.
Durante los últimos 20 años, los gobernantes de Qatar, una nación con una población de menos de 400 mil ciudadanos, pero un fondo soberano que controla 475 mil millones de dólares en activos, han utilizado parte de la riqueza del Estado para colocar a su conservador país en los reflectores mundiales. Qatar alberga una base militar estadounidense, una importante aerolínea internacional, una de las emisoras deportivas más grandes del mundo y la red de noticias Al-Jazeera, que proyecta su visión del mundo a una amplia audiencia de habla árabe e inglesa. Qatar también se ha posicionado como un mediador esencial con la capacidad de servir de vínculo entre los gobiernos occidentales y partes difíciles, incluyendo a Hamas.
Los esfuerzos del Gobierno por aumentar su relevancia internacional están motivados en parte por las vulnerabilidades de Qatar, dicen los analistas. Qatar es una península junto a potencias regionales mucho mayores: Arabia Saudita e Irán.
En el 2017, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto rompieron relaciones con Qatar, acusándolo de apoyar el extremismo islámico y el terrorismo e inmiscuirse en sus asuntos internos. Arabia Saudita cerró la única frontera terrestre de Qatar, aislando efectivamente al País.
La brecha se reparó gradualmente a partir del 2021, pero “esta vulnerabilidad empujó a Qatar a centrarse en la construcción de redes y el desarrollo de una presencia más fuerte en Washington para proteger sus intereses”, dijo Anna Jacobs, analista senior del Golfo para el International Crisis Group, con sede en Doha, la capital qatarí.
Las denuncias en la acusación estadounidense relacionadas con Qatar se extienden de diciembre del 2020 al año pasado. Durante ese tiempo, Menendez le presentó a Daibes a un miembro de la realeza qatarí cuyo fondo tenía “vínculos con el Gobierno de Qatar”, dice la acusación. Menendez “hizo múltiples declaraciones públicas apoyando al Gobierno de Qatar” y pidió a Daibes que compartiera esas declaraciones con el inversionista y un funcionario del Gobierno de Qatar. Un mes después, los fiscales dijeron que Daibes envió un mensaje de texto al Senador con fotografías de varios relojes de pulsera de lujo y le preguntó: “¿Qué tal uno de estos?”.
La empresa qatarí finalmente invirtió decenas de millones de dólares en el proyecto inmobiliario de Daibes.
Qatar también ha tratado de cultivar relaciones en Washington con grupos de expertos y periodistas. “Lo que quieren de Estados Unidos es protección”, dijo Hussein Ibish, experto en el Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington. “Necesitan el apoyo externo de una gran potencia”.
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