¿Qué es y por qué es un gusto adquirir el vegemite?
El vegetamine está elaborado con restos de levadura de cervecerías y panaderías locales; requiere un proceso de fermentación de varias semanas
La Ciudad de Melbourne, Australia, reconoció a Vegemite por su “patrimonio cultural intangible”.
Por Natasha Frost/ The New York Times
MELBOURNE, Australia — Cerca del puerto de contenedores de embarque más grande de Australia se ubica un vecindario con un aroma tan distintivo que los automovilistas que pasan por ahí a veces bajan la ventanilla para aspirar el intenso olor acervezado.
Ese aroma, reconocido oficialmente por la Ciudad de Melbourne en el 2022 por su “patrimonio cultural intangible”, sale de una fábrica como cualquiera en Port Melbourne. En los últimos 80 años, todos los recipientes de Vegemite, la pasta para untar muy querida en Australia y no tanto fuera del País, han iniciado su trayecto ahí.
Relucientes frascos de vidrio, cada uno lleno de Vegemite semifundido, tintinean al avanzar lo largo de los rodillos metálicos en la línea de ensamblaje.
Los australianos añoran Vegemite. Se halla en más del 90 por ciento de los hogares del País, indicó Bega Group, la compañía que la produce.
La marca celebró su centenario en el 2023, lo que incitó mercancía ridícula (réplicas de frascos de Vegemite de plata fina que se agotaron en cuatro horas) y una abundancia de colaboraciones cuestionables (avena Vegemite, pollo asado Vegemite, etc.). Pero no está nada claro qué es Vegemite.
¿Qué significa “extracto de levadura concentrado”?
“No estoy seguro de que eso sea necesariamente importante”, aseveró Matt Gray, director de marketing de Bega.
Los funcionarios de Vegemite ofrecen pocas pistas. Está elaborado con restos de levadura de cervecerías y panaderías locales; requiere un proceso de fermentación de varias semanas; lleva sal, y tal vez cebolla y apio; y es una excelente fuente de vitaminas.
“Es ultrasecreta”, dijo sobre la receta Robert Carman, el gerente de la fábrica, quien tiene 51 años de trabajar en la planta.
Cinco días a la semana, Carman y un equipo de catadores prueban una muestra de cada lote. Buscan firmeza, “exprimibilidad” y un sabor que tenga las notas adecuadas de sal y acidez.
Ben Shewry, el célebre chef detrás del restaurante Attica, en Melbourne, compara disfrutar de Vegemite con andar en patineta.
“Tienes que haberlo hecho cuando eras niño”, afirmó Shewry, quien es de Nueva Zelanda. “Es demasiado doloroso aprenderlo de adulto”.
Hace más de una década, el entonces Presidente de EU Barack Obama dejó de lado las normas diplomáticas al estar parado junto a Julia Gillard, la entonces Primera Ministra australiana, para proclamar: “sabe horrible”.
Introducido en 1923 como un competidor de Marmite, una jalea de levadura británica, fue hasta 1937 que las ventas empezaron a repuntar. Parte del atractivo fueron los anuncios que promovían el producto como alimento saludable para bebés. En la Segunda Guerra Mundial, era tan popular que acompañó a las tropas australianas en el extranjero y generó escasez en casa.
“Enviarlo a la guerra realmente solidificó su lugar en la dieta nacional”, apuntó Jamie Callister, nieto de Cyril Callister, el químico alimentario que lo inventó.
Aunque por lo común se sirve en pan tostado, Vegemite viene en muchas formas en restaurantes y cafeterías de Melbourne. Se hornea como rollitos con queso o, en un local, se agrega al helado de chocolate blanco, donde su ligero sabor químico parece quedarse en las papilas gustativas durante horas.
Incluso se abre paso a restaurantes gourmet. Shewry elabora su propia imitación de marca registrada, “Benmite”: un producto fresco, ligeramente granulado, de origen vegetal no especificado, que se ha untado en bollitos o pan tostado.
Para Shewry, Vegemite es una parte tan importante del patrimonio gastronómico australiano como muchos ingredientes indígenas.
“Tenemos esta tendencia a sentir ‘vergüenza cultural’ ante cosas realmente exitosas, así se trate de Vegemite o un abrigo Driza-Bone”, comentó, sobre las gabardinas impermeables hechas en Australia durante casi un siglo. “Pero eso es genial. De hecho, es una parte real de nuestra cultura, y es importante y valiosa”.
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