Repudian ascenso de extrema derecha
Este mes que se celebró una reunión privada de políticos, empresarios y neonazis de extrema derecha en noviembre, en la que hablaron sobre deportaciones masivas
Miles protestan en Berlín en oposición al partido Alternativa para Alemania, cuyo apoyo está creciendo.
Por Christopher
F. Schuetze/ The New York Times
BERLÍN — Decenas de miles de personas han salido a las calles en protesta contra el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania, conocido como AfD, durante las últimas semanas.
“Los extremistas de derecha están atacando nuestra democracia”, dijo el Canciller Olaf Scholz en un mensaje semanal en video a los alemanes.
El temor a un AfD en ascenso se ha convertido casi en pánico desde que Correctiv, un pequeño sitio de noticias de investigación financiado colectivamente, reveló este mes que se celebró una reunión privada de políticos, empresarios y neonazis de extrema derecha en noviembre, en la que hablaron sobre deportaciones masivas —no sólo de inmigrantes ilegales, sino también de ciudadanos alemanes que emigraron al País.
“Fue el detonante de algo y no se trata sólo de la reunión, sino del fortalecimiento del AfD, lo que asusta a mucha gente”, dijo Matthias Quent, un sociólogo que estudia la extrema derecha.
El AfD lleva meses subiendo en las encuestas. Aunque sólo el 10 por ciento de los alemanes votó por el AfD en las últimas elecciones nacionales del 2020, el partido actualmente tiene una aprobación en las encuestas de poco menos del 25 por ciento en todo el País y muy por encima del 30 por ciento en los Estados del este.
Correctiv documentó la reunión utilizando cámaras ocultas, relatos de testigos y un reportero encubierto. Se celebró en un hotel cerca de Potsdam, no lejos de donde, hace más de 80 años, los oficiales nazis planearon la “solución final”, su plan para matar a los judíos europeos.
“El vocabulario no es diferente, el lugar no es diferente —la única diferencia es que ya hemos estado allí antes”, dijo Andrea Römmele, profesora en la Escuela Hertie, en Berlín.
Alice Weidel, una de los dos líderes de AfD, acusó a Correctiv de utilizar “métodos del Servicio Secreto”. Su asesor personal se vio obligado a dimitir tras asistir a la reunión.
René Springer, miembro de extrema derecha del Parlamento, escribió en X: “Deportaremos a los extranjeros a sus países de origen. Millones de ellos. Este no es un plan secreto. Es una promesa”.
El AfD es monitoreado por la Oficina para la Protección de la Constitución del País por sospecha de ser un grupo extremista.
Desde que se revelaron los detalles de la reunión de noviembre, se han realizado protestas en Berlín, Potsdam, Friburgo, Colonia y otros lugares. Una manifestación en Hamburgo atrajo a más de 80 mil personas, de acuerdo con sus organizadores.
Scholz ha apoyado las manifestaciones. “Estoy agradecido de que decenas de miles de personas estén saliendo a las calles en toda Alemania estos días —contra el racismo, el discurso de odio y por nuestra democracia liberal”, publicó en X. “Nosotros, los demócratas, somos muchos —muchos más que los que nos quieren dividir”.
El creciente atractivo del AfD ha presentado un dilema. Muchos de sus partidarios ya ven con profunda sospecha al Gobierno y se sienten cada vez más privados de sus derechos. Muchos de sus opositores temen que prohibir el partido sólo reforzaría esos sentimientos.
“Los medios más eficaces contra los enemigos de la democracia no son la represión, las prohibiciones y cosas por el estilo”, dijo Philipp Amthor, político del partido conservador Demócrata Cristiano. “Los medios más eficaces para preservar una democracia defendible son mejores argumentos, buena política y buen gobierno”.
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