Misión a Marte, con nuevos surcos
Creada por Ben Nedivi y Matt Wolpert con Ronald D. Moore, “For All Mankind” plantea un mundo en el que la carrera espacial nunca terminó, mostrándola de la década de 1960 hasta el presente.
El actor Joel Kinnaman (der.) normalmente pasaba cuatro horas en peinado y maquillaje para envejecer.
Por Alexis Soloski / The New York Times
Cuando Ed Baldwin aterriza en la Luna en 1971, apenas entraba en la mediana edad. Su cabello castaño cae sobre su frente. Su cara bien afeitada prácticamente carece de arrugas. Pero el espacio puede envejecer a un hombre. Para el 2003, en Marte, su cabello se ha vuelto canoso y escaso, y las arrugas se han multiplicado.
Ed es un personaje de la serie “For All Mankind” de Apple TV+. Lo interpreta el actor sueco Joel Kinnaman, que tenía más o menos la edad de Ed en la primera temporada. Pero en la cuarta temporada, que se estrenó el 10 de noviembre, Kinnaman, de 43 años, interpreta a Ed de 70 años. Sus días de rodaje normalmente comenzaban antes del amanecer, con cuatro horas en la silla de peluquería y maquillaje.
Creada por Ben Nedivi y Matt Wolpert con Ronald D. Moore, “For All Mankind” plantea un mundo en el que la carrera espacial nunca terminó, mostrándola de la década de 1960 hasta el presente. Eso requiere que sus personajes envejezcan una década entre temporadas, sin el uso de efectos generados por computadora. (En “For All Mankind” esos se reservan para asteroides y explosiones, no para caída del cabello).
En la temporada 1, el equipo de maquillaje, dirigido por Erin Koplow, utilizó base para dar a los actores un aspecto juvenil. Para las mujeres, encima se aplicó maquillaje apropiado a la época. En la segunda temporada, algunos actores recibieron pequeños trozos de una solución de látex que da la apariencia de líneas finas.
Para la temporada 3, hubo más solución de látex y más canas. A Kinnaman le aplicaron prótesis de silicona, que crearon arrugas más profundas. Y los actores se movían de manera diferente, reflejando dolores de espalda y articulaciones.
El vestuario también envejece y sitúa a los personajes. Al igual que el maquillaje, la ropa de época está destinada a murmurar, no a gritar. “Es mejor si no son demasiado escandalosos”, dijo Esther M. Marquis, diseñadora de vestuario de la tercera y cuarta temporada.
Carrera espacial
La sastrería de las temporadas siguientes no siempre favorece, sugiriendo madurez e incluso aumento de peso. Los pocos trajes que sí quedan y destacan son los trajes espaciales, cada uno de los cuales está hecho a medida. Los trajes de la primera temporada se inspiraron estrechamente en la Nasa. Para la tercera y cuarta temporada, Marquis tuvo que imaginar un traje apropiado para el clima de Marte que pudiera fabricarse principalmente con materiales y métodos disponibles en el 2003.
“El traje que estaba diseñando tenía que vivir en ambos mundos, un mundo futuro y un mundo pasado”, dijo.
En cada temporada, la divergencia con nuestro mundo es mayor, realzada por las tecnologías que arrojó la carrera espacial del programa. Lo más significativo es que el suministro de helio-3 de la Luna se extrajo para la fusión fría, resolviendo efectivamente la crisis climática.
Esto refleja el mensaje del programa: que algo profundo se perdió cuando Estados Unidos abandonó la carrera espacial.
Desde que debutó la serie, la carrera espacial ha comenzado a avanzar un poco más rápido. Empresas privadas han lanzado cohetes. La misión Artemisa 3 planea llevar a una mujer y una persona de color a la Luna en el 2025. Y Axiom Space, una compañía contratada para suministrar trajes para las próximas misiones Artemisa, pidió a Marquis que diseñara trajes de vuelo. También hay un nuevo interés en la minería en asteroides ricos en metales, un punto de la trama de la temporada 4.
“Esa es una de las armas secretas de nuestro programa”, dijo Wolpert. “Nada en nuestro programa es imposible”.
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