Tensiones diplomáticas en Londres con China por acusaciones de espionaje

Los arrestos de tres hombres acusados de ayudar al servicio de inteligencia de Hong Kong han llamado la atención sobre la represión transnacional

Manifestantes en Londres el 14 de mayo, después de que se acusó a tres hombres de ayudar a inteligencia de Hong Kong.

sáb 25 de mayo de 2024 a las 21:16

Por Amanda Taub / The New York Times

LONDRES — Las tensiones diplomáticas han estado aumentando en Londres. El 14 de mayo, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico convocó al Embajador chino para una reprimenda oficial. El día anterior, la policía acusó a tres hombres de ayudar al servicio de inteligencia de Hong Kong y de forzar la entrada a una dirección residencial.

En una declaración, el Ministerio de Asuntos Exteriores criticó “el reciente patrón de comportamiento dirigido por China contra el Reino Unido” y citó, entre otras cosas, el que Hong Kong ofreciera recompensas a cambio de información sobre disidentes que se han asentado en Gran Bretaña y otros lugares.

Los arrestos han llamado la atención al fenómeno de la “represión transnacional”, en la que los gobiernos autocráticos vigilan, acosan o incluso atacan a sus propios ciudadanos en el extranjero. Tras una serie de ataques contra periodistas iraníes, Reporteros sin Fronteras proclamó en abril que Londres era un “foco” de esta práctica.

Se desconoce qué tan generalizada o efectiva ha sido la represión transnacional en la historia, en parte porque no era rastreada ni medida hasta hace poco.

Pero es una herramienta popular hoy. Un reporte de Human Rights Watch publicado en febrero documentó 75 casos de represión transnacional presuntamente cometidos por más de 20 países, incluyendo Arabia Saudita, Argelia, Azerbaiyán, Bahréin, Bielorrusia, Camboya, China, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán, Kazajstán, Ruanda, Rusia, Sudán del Sur, Tailandia, Tayikistán, Turkmenistán y Turquía.

Los periodistas iraníes en Londres han sufrido amenazas de muerte, abusos en línea, robos selectivos, vigilancia e incluso un apuñalamiento. Estudiantes chinos han descrito vivir en un “clima de temor” mientras estudiaban en Europa o Norteamérica debido a amenazas, acoso, vigilancia y demás presión que creen fue supervisado por el Gobierno chino, reportó recientemente Amnistía Internacional.

Y el año pasado, John Lee, el líder de Hong Kong, dijo que un grupo de activistas pro democracia que vivían en el extranjero serían “perseguidos de por vida”, y ofreció recompensas de 128 mil dólares por información que llevara a su arresto. Los disidentes están acusados de violar la ley de seguridad nacional de Hong Kong.

Hace siglos, enviar a un oponente político al exilio podía ser una forma eficaz de silenciarlo. Hoy los teléfonos inteligentes y las redes sociales significan que un disidente en el extranjero puede comunicarse con un alcance extraordinario.

Para los autócratas, eso resulta amenazador. “Muchos de ellos lamentablemente aprendieron la lección con la Primavera Árabe de que lo que los ciudadanos activistas comunes hacen en línea o fuera de línea puede realmente importar en términos de galvanizar el apoyo público”, dijo Dana Moss, profesora en la Universidad de Notre Dame, en Indiana, quien coeditó un libro sobre la represión transnacional.

Inicialmente, muchos investigadores vieron el activismo democrático transnacional como una fuerza positiva que ayudaría a difundir las ideas democráticas y la rendición de cuentas en todo el mundo. Pero se están dedicando más recursos que nunca a reprimir el activismo y la disidencia en el extranjero.

Los países anfitriones enfrentan un desafío espinoso. ¿Dedican recursos policiales a proteger a activistas? ¿Se arriesgan a dañar las relaciones diplomáticas con otro país al desafiar públicamente actos de represión transnacional?

Los expertos dicen que una de las formas más efectivas de proteger a los disidentes sería facilitar la obtención de asilo, residencia y ciudadanía.

“Mientras más tengas un estatus residencial, o, mejor aún, la ciudadanía del País anfitrión, eso te hará sentir más seguro”, dijo Marlies Glasius, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de Amsterdam.

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