Toman auge ginebras con sabores a Chile ¿La razón?
El gin chileno puede fungir como un puente entre estos argumentos de mercadotecnia, al aprovechar la reputación de Chile por su alcohol distintivo
A partir de su base de enebro, el gin chileno obtiene su sabor de especias locales.
Por Amelia Nierenberg / The New York Times
Last Hope Distillery es una de las pocas coctelerías en Puerto Natales, una ciudad en la Patagonia chilena. Para entrar, los visitantes tocan un timbre y luego se instalan en el bar.
“Hola”, dice el mesero. “¿Alguna vez ha probado la ginebra?”.
La ginebra es nueva para algunos chilenos, por lo que los meseros de Last Hope no hacen suposiciones.
Last Hope, que comenzó a ofrecer ginebra en el 2017, fue una de las primeras destilerías de ginebra en Chile. Pero la industria allí se ha disparado. Ahora hay unas 100 marcas de ginebra por todo el País.
Chile, conocido desde hace mucho tiempo por sus vinos, ahora es un destino para el turismo de aventura luego de haber ampliado sus parques naturales. El gin chileno, dicen sus creadores, puede fungir como un puente entre estos argumentos de mercadotecnia, al aprovechar la reputación de Chile por su alcohol distintivo y en efecto embotellar su naturaleza.
Los destiladores de ginebra del País no están interesados en sólo producir la mejor London Dry, señaló Teresa Undurraga, directora de la Asociación Chilena de Gin. También intentan hacer ginebras con sabor a Chile.
“Es por eso que usamos especias nativas”, dijo Undurraga, cofundadora de la destilería Destilados Quintal.
La ginebra es una base ideal; el alcohol neutro a base de enebro adquiere los sabores de los ingredientes añadidos. Los destiladores chilenos esperan que las especias y bayas que infunden puedan servir como una invitación a visitar, probar y ver.
El auge de la ginebra en Chile llega en lo que podría ser el final de un resurgimiento mundial, que inició en Gran Bretaña hace más de una década.
La ginebra chilena enfrenta competencia de las tres bebidas alcohólicas más queridas del País: el pisco, el whisky y el vino. Pero la producción de ginebra tiene ventajas.
La primera es la accesibilidad. El pisco proviene de regiones específicas de Chile y Perú. La ginebra, no. La segunda es el tiempo. El whisky tarda años en madurar. La ginebra puede estar lista en días.
La tercera es la falta de pretensión. El vino exige sofisticación. Sólo un bebedor con formación puede percibir diferencias en el origen con un sorbo. No así con la ginebra. Los extractos naturales son fáciles de reconocer.
En el corazón de Santiago, Eduardo Labra Barriga trata de hacer un gin que sepa a la propia Ciudad. Lo llamó Pajarillo. Se apoya fuertemente en lavanda, romero, pimienta rosa y hojas de cedrón, que crecen por toda la Capital.
En otras partes de la Capital, las ginebras artesanales apenas se empiezan a poner de moda en los bares más populares. Muchos clientes prefieren quedarse con un pisco de alta gama o un whisky importado.
Por ello, algunas destilerías contratan representantes para ayudar a promover sus productos.
Camila Aguirre Aburto trabaja como embajadora de marca para Gin Provincia. Antes de diseñar un cóctel para un bar, Aguirre comienza con una lección.
Primero, comparte enebro seco para explicar los sabores base. Luego presume los extractos que le dan sabor a la ginebra. Sólo entonces permite a sus clientes probar el licor.
“Cierra los ojos, huele la ginebra”, dice Aguirre. “Siente el bosque después de la lluvia.”
Al principio, la invitación parece una broma. Pero quizás, ¿tal vez siente un valle exuberante en el paladar? ¿O acaso ese cosquilleo en su fosa nasal son los vientos de la Patagonia?
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