Trabajadores
regresan a la escuela en Alemania
Alrededor de 330 ocupaciones requieren una certificación técnica, y cualquiera que no la tenga no tiene suerte —independientemente de las habilidades que haya adquirido en el trabajo
Emrullah Karaca, que comenzó a trabajar en Continental después de la preparatoria, está recibiendo capacitación.
Por Melissa Eddy /The New York Times
GIFHORN, Alemania — Cuando Emrullah Karaca comenzó a trabajar en una fábrica en Gifhorn, donde el proveedor de autopartes Continental fabrica componentes para frenos hidráulicos, buscaba un empleo temporal después de terminar la preparatoria.
Pero después de pasar más de 20 años construyendo una carrera en la fábrica, Karaca, de 49 años y padre de tres hijos, se enteró de que Continental planeaba cerrar la planta para el 2027. Enfrentando una ardua búsqueda de empleo, regresará a escuela para obtener su certificado técnico, cortesía de su patrón.
Es un paso necesario si quiere encontrar un trabajo en Alemania, donde a pesar de la desesperada falta de trabajadores calificados, los títulos y las certificaciones todavía cuentan más que la experiencia laboral. “Nunca lo necesité hasta ahora, porque siempre estuve aquí”, dijo Karaca.
El programa de capacitación que realizará Karaca y 80 compañeros de trabajo es parte de una iniciativa de Continental destinada a ayudar a los empleados a adquirir las habilidades que necesitan para nuevos empleos, ya sea dentro de Continental o en empresas cercanas.
Continental se unió en el 2021 a otras 70 empresas —incluyendo a Bayer, DHL, Infineon y Siemens— para formar la Alianza para la Oportunidad, una iniciativa destinada a ayudarlas a retener a los 2.7 millones de personas en su fuerza laboral colectiva.
Alemania se ha rezagado respecto a otros países en la automatización de la manufactura y, a medida que su industria toma medidas para mantenerse a la par, el País enfrenta miles de recortes de empleos en sus sectores automotriz y de ingeniería, aún cuando más de 700 mil puestos en todas las industrias siguen sin cubrir.
En Gifhorn, donde Continental produce líneas de freno y bancos de válvulas, la empresa enfrentaba una demanda cada vez menor y un aumento en los costos de energía, y quedó claro que la fábrica pronto no sería viable.
Eso dejó a Karaca —y a unos 800 empleados más— enfrentando un futuro incierto. “Todos creíamos que nos jubilaríamos aquí”, dijo.
Las empresas alemanas tienen una tradición de responsabilidad social y los líderes de Continental estaban muy conscientes del papel que desempeñaba la fábrica en la comunidad de 41 mil habitantes, donde era el tercer mayor patrón.
“Había dos opciones posibles: o lo haces de la manera clásica —y clásica significa muchas huelgas ruidosas, política sindical y la participación de los políticos”, dijo Ariane Reinhart, miembro del consejo ejecutivo de Continental que ayudó a fundar el centro de capacitación de Continental en el 2019. “O encuentras una nueva forma de hacer las cosas”.
Alemania se enorgullece de su entrenamiento vocacional, ofrecido mediante un sistema de doble vía que combina cursos con experiencia laboral práctica. Alrededor de 330 ocupaciones requieren una certificación técnica, y cualquiera que no la tenga no tiene suerte —independientemente de las habilidades que haya adquirido en el trabajo.
Los cursos de formación como los que ofrecen Continental y otros miembros de la alianza han hallado apoyo de Berlín y de los gobiernos regionales. El año pasado, el Gobierno destinó más de 3 mil millones de euros, o 3.2 mil millones de dólares, a las empresas que ofrecen cursos de formación y certificación a empleados que enfrentan la pérdida de su empleo.
Karaca, que mantiene a un hijo en la universidad y a otros dos en la preparatoria, dijo que a pesar de la decepción de que su tiempo en la empresa llegará a su fin, estaba agradecido por la oportunidad de encontrar un nuevo trabajo.
“Tengo que poder demostrar lo que puedo hacer”, dijo.
© 2024 The New York Times Company