Por Katherine Kornei / The New York Times
Los nervios de punta y las bebidas derramadas son los resultados más comunes de un vuelo agitado, pero la turbulencia intensa del aire también puede causar daños corporales. Y aunque una de las causas de la turbulencia son las tormentas, no se sabe bien hasta qué distancia es probable que persistan las condiciones inestables de una tempestad.
Para responder a eso, los investigadores analizaron recientemente millones de mediciones de turbulencia del aire recopiladas por aviones comerciales. El equipo descubrió que un mayor riesgo se extendía a más de 90 kilómetros de una tormenta eléctrica. Los investigadores sugieren que estos hallazgos podrían dar pie a nuevas pautas para evitar tormentas.
Las tempestades preocupan especialmente a los pilotos. “Experimentas cambios realmente rápidos en el movimiento vertical y horizontal en distancias cortas”, dijo Stacey Hitchcock, científica atmosférica en la Universidad de Oklahoma. Esos movimientos caóticos, que también pueden ser causados por los vientos de corrientes de chorro y el aire que se mueve alrededor de obstáculos como montañas, pueden hacer que los aviones suban y bajen.
Los científicos hoy tienen acceso a grandes cantidades de datos sobre turbulencias del aire. “Casi todos los aviones comerciales ahora están recabando algún tipo de datos sobre turbulencia”, dijo Todd Lane, científico atmosférico en la Universidad de Melbourne, en Australia, que participó en la nueva investigación.
Hitchcock y sus colaboradores analizaron alrededor de 200 millones de mediciones de este tipo. El equipo se centró en el índice de disipación de energía turbulenta, una métrica relacionada con la aceleración vertical experimentada por un avión.
Luego, el equipo recurrió a datos de radar de archivo para calcular la ubicación de las tormentas. Al comparar las posiciones de los aviones y las tormentas eléctricas, los investigadores determinaron cómo cambiaba el riesgo relativo de experimentar turbulencia leve, moderada y severa en función de la distancia de la tormenta.
Volar a unos 5 kilómetros de una tormenta elevaba el riesgo de que un vuelo experimentara turbulencia severa por casi un factor de 20, determinó el equipo.
El equipo descubrió que el riesgo de turbulencia se mantenía a hasta 90 kilómetros de una tormenta.
Los lineamientos actuales de la Administración Federal de Aviación (FAA) de EU dictan que los pilotos mantengan una distancia horizontal de al menos 32 kilómetros de distancia de una tormenta. Los nuevos hallazgos podrían desempeñar un papel en actualizar esas directrices. “Estoy conversando con gente de la FAA”, dijo Hitchcock.
Pero darle mayor margen a las tormentas significaría desviar más las rutas de los aviones, que no es poca cosa en un espacio aéreo atiborrado, dijo Mohamed Foudad, un investigador de turbulencia en la Universidad de Reading, en Inglaterra, que no participó en la investigación.
Otra posibilidad es que los capitanes puedan activar la señal del cinturón de seguridad antes, cuando los aviones están más lejos de las tormentas, dijo Hitchcock. Pedir a los pasajeros que se abrochen el cinturón antes y a los asistentes de vuelo que permanezcan abrochados en sus asientos plegables podría ayudar a evitar lesiones. Un reporte publicado por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EU encontró que de los 123 pasajeros y asistentes de vuelo gravemente heridos por turbulencia aérea entre el 2009 y 2018, solo una persona llevaba puesto el cinturón de seguridad.
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