Opinión

Características de las dictaduras

Los regímenes dictatoriales han proliferado a lo largo de la historia. Ha habido muchos dictadores que han llegado al poder, se han eternizado en el mismo por la fuerza, pero finalmente han caído. Sin embargo, si las personas no han vivido bajo una dictadura, sea porque sus países han vivido bajo regímenes democráticos o por su juventud, es posible que tenga una visión distorsionada sobre este sistema político.

Un régimen dictatorial es una forma de gobierno en la que una sola persona concentra todo el poder y, por lo tanto el resto de los poderes dejan de funcionar o simplemente se someten a las órdenes del dictador. Para lograr esta concentración de poder, generalmente se necesita el apoyo de los militares. Muy a menudo, como una manera de asegurar su poder y ejercer un control totalitario, los dictadores eliminan ciertos derechos de las personas, la mayoría de las veces violando los derechos humanos consignados en la Carta Magna de los países.

Haciendo un breve repaso de la historia, nos encontramos que algunos de los dictadores más connotados están directamente relacionados con la Segunda Guerra Mundial, como ser Adolfo Hitler y Benito Mussolini. Estos dos dictadores utilizaron su poder absoluto para promover su mensaje y mantener el control de la opinión pública.

En una dictadura se establece un gobierno de facto (de hecho o non de iure) que controla los poderes del Estado y legitima su poder en base a la fuerza y al reparto de canonjías económicas, para agenciarse una base de adeptos o seguidores que le ayuden a mantener el control para perpetuarse en el poder. Es decir, ante la consolidación de un gobierno de facto, existe una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de grupos que le dan su apoyo, a ignorar totalmente la opinión de los gobernados y a institucionalizar procedimientos que impiden que la oposición llegue al poder; por ejemplo control de los tribunales electorales.

En el pasado y aún en el presente, muchos dictadores han llegado al poder mediante elecciones, tal como Hitler en Alemania y ciertos presidentes en otros países de América Latina, aunque ya en el poder comienzan a tomar acciones para prohibir o eliminar los partidos políticos —con la excepción del suyo— e imposibilitar posteriores elecciones democráticas o si se realizan, es en una forma manipulada para darle al gobierno una cara aparentemente democrática.

Como parte de sus acciones de control, las dictaduras tienden a violar el derecho a la libre expresión, a la libre participación política, al libre tránsito mediante imposiciones de toques de queda y muchas veces, el derecho fundamental a la vida.

En Honduras, nuestra Constitución establece que el sistema de gobierno se ejerce por tres poderes, complementarios e independientes entre sí y sin relaciones de subordinación. Desde el momento que uno de los Poderes se abroga el derecho de destituir a los funcionarios de los otros dos Poderes del Estado se está violentando la Constitución y se está sometiendo a los otros dos poderes a la voluntad del Poder Judicial, el cual, como lo han dicho mucho de sus integrantes, está integrado por personas que responden a intereses políticos y de otra naturaleza.

Según la información que ha trascendido sobre el reglamento del juicio político que está siendo debatido en el Congreso Nacional, los funcionarios que sean sometidos a un juicio de esta naturaleza no gozarán del derecho a la defensa, violentando nuevamente nuestra Constitución que garantiza el derecho a la defensa como inviolable. Nuestros diputados deberían consultar leyes similares en otros países, donde se establece un período prudencial para que los acusados puedan presentar sus argumentos de defensa antes de ser sentenciados.

En otra acción cuasi dictatorial, nos encontramos con que se pretende afectar otro derecho garantizado por la Constitución, como ser la libre emisión del pensamiento, la cual no se puede restringir por vías o medios indirectos, tales como controles oficiales.

Honduras sigue siendo un Estado de Derecho y nuestras autoridades han jurado respetar la Constitución y las leyes y por lo tanto devienen obligados a cumplir con ese mandato. Como decía Juan Luis Vives, humanista, filosofo y pedagogo español, “Si se destierra la justicia, que es el vínculo de las sociedades, también muere la libertad que está unida a ella y vive por ella”.