Opinión

A grandes males… grandes remedios

Otra sequía se hace sentir de nuevo en nuestro país, especialmente en Tegucigalpa, ciudad que ha crecido en los últimos 30 años de una manera desordenada, albergando cerca de 2 millones de personas, en un alto porcentaje venido de tierra adentro en búsqueda de mejores condiciones de vida.

Resulta que la ciudad capital desde hace muchos años no cuenta con la infraestructura necesaria para semejante invasión de gentes, y uno de los recursos más importantes como es el agua no alcanza para tantos.

Tegucigalpa, actualmente es abastecida con las aguas de la montaña de La Tigra-El Picacho, el embalse Los Laureles, la cuenca del río Guacerique y el embalse La Concepción, ubicado en el río Grande en la montaña de Lepaterique; el conjunto tiene capacidad para abastecer aproximadamente a un poco más de 800,000 personas, teniendo que recurrir a otras fuentes, como pozos públicos y privados, compra del líquido a cisternas que se encargan de ese lucrativo menester.

Es oportuno mencionar que el caudal de las fuentes en estos embalses ha disminuido a causa de la deforestación, los incendios forestales, la urbanización, etc., sin tomar en cuenta también, las enormes cantidades de tan vital líquido que se fuga desperdiciándose miserablemente.

Las circunstancias que prevalecen por la escasez del agua potable, en parte es por la falta de visión; así como las represalias de la naturaleza, cobrando por tantas barbaridades que le hemos hecho durante las últimas décadas.

Solo es que nos detengamos a observar el río Grande de Choluteca, que atraviesa Tegucigalpa y Comayagüela, y el grado de contaminación irreversible del agua que aún queda. ¿A quién podemos culpar de semejante desequilibrio?

Parece broma pero a estas alturas, aún hay gente que no comprende que la destrucción de los bosques y la contaminación de las fuentes de agua traen consigo la destrucción de la biodiversidad y la disminución del valioso recurso, como es el agua para diferentes usos.

Es necesario que los burócratas que tienen la gran responsabilidad de administrar correctamente el agua que generosamente Dios nos provee todos los años, “hagan lo que tienen que hacer”, estableciendo prioridades para las políticas en el manejo del agua potable; tomando en consideración el crecimiento de la población, las migraciones, la urbanización, el cambio climático, la desertificación, asegurando las necesidades básicas; una persona necesita entre 20 y 50 litros de agua al día, libre de contaminantes.

El nuevo gerente del SANAA, en vez de estar anunciando incremento a las tarifas, lo que debería hacer es construir nuevos embalses de agua potable para Tegucigalpa, ampliar el servicio e incluir a los desfavorecidos del mismo, y de esa manera se les ayudaría a que no sigan siendo explotados por los aguateros; y a su vez, esa institución tendría mayores ingresos.

Existen las condiciones climatológicas y geográficas para capturar el agua en esta ciudad. No nos demos más semejante lujo con nuestros ríos, que desperdician día a día su caudal llevando directamente sus aguas al mar sin aprovecharlas.

La historia nos relata que los romanos para solventar su escasez del preciado líquido construyeron sus famosos acueductos, de los cuales aún conservan las ruinas de unos 200, algunas de las cuales aún hoy están en funcionamiento, como las que abastecen de agua a las fuentes de Roma.

En tiempos más recientes se han construido extensos acueductos en Europa. El acueducto que transporta agua a Manchester tiene 154 km de longitud; el de Liverpool mide 109 km. Los acueductos modernos se construyen generalmente bajo tierra, como extensas redes de conductos de hierro, acero o cemento.

El acueducto Delaware transporta diariamente 3 millones de m3 de agua desde los Montes Catskill a Nueva York; su longitud, 137 km.

Manos a la obra. Dice un adagio popular: “a grandes males …grandes remedios”, la idea de traer agua por tubería desde “El Cajón”, o del río Patuca para llenar los embalses (similar a las tuberías que bajan de El Picacho) parece ser la solución definitiva al problema de agua de la capital.

Estoy seguro que se conseguiría financiamiento para este proyecto. Actuemos.

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