En Honduras se gesta un cambio de visión hacia el mercado internacional que se espera redunde en un mejoramiento paulatino de la economía nacional.
Cada vez más surgen programas y empresas que enfatizan la importancia de la exportación de producto con valor agregado que sean menos susceptibles a las cuotas y vaivenes de los precios.
La visión es dejar de vender “commodities” y fortalecer la exportación de productos terminados.
Todo este proceso de cambio en el sector externo lo acompaña un proceso de consolidación del sistema financiero impulsado por una ola de fusiones que le dan al mercado mayor solidez. Así los tres motores principales de generación de divisas en la actualidad: el turismo, la maquila y las remesas familiares mantienen un franco crecimiento.
El turismo hondureño ha experimentado un crecimiento importante en los últimos trece años de acuerdo con estimaciones oficiales. La cantidad de turistas es mucho mayor a los 390,000 que nos visitaron en 1999. También son generadores de divisas y representan un enorme potencial los productos tradicionales como el banano y el café; pese a la difícil situación internacional, no sufren caídas abruptas en sus niveles de exportación.
El turismo para muchas zonas es el protagonista, casi en exclusiva, de sus procesos de expansión y recuperación económicas. Transversalidad, flexibilidad y versatilidad son los atributos esenciales de esta importante actividad económica. Los actores locales saben que el turismo estimula las economías de sus territorios y también saben que, a través de la participación y la planificación, tienen el deber de garantizar un desarrollo local que sea sostenible desde los puntos de vista social, económico y medioambiental.
Es por eso que cabe recalcar un cambio de perspectiva para poder ser internacionalmente competitivos.