El líder del GOP (Grand Old Party) en el senado, Mitch McConnell, promulgó: “El seis de enero fue una desgracia… corearon asesinar al vicepresidente… Lo hicieron porque fueron alimentados mentiras salvajes por el hombre más poderoso en la Tierra… porque él estaba enojado que perdería la elección…Las acciones del expresidente Trump precediendo el amotinamiento fueron una desgraciada negligencia en el cumplimiento del deber”.
Al leer estas palabras del líder del Partido Republicano en el Senado de los Estados Unidos, podrías acertar que son hechas por un paladín de la democracia, sin embargo, fueron hechas por un hipócrita. McConnell votó para absolver a Donald Trump del ataque más infame al más sagrado templo de la democracia en el mundo: el Capitolio.
La hipocresía de McConnell es la más inmensa prueba de cobardía, corrupción política y antipatriotismo en la historia del Senado estadounidense.
Acusar a Trump del ataque y de la mentira que fue robado de la victoria presidencial, pero absolverlo del ataque mortal y sangriento que incitó, es un intento patético de querer ganar políticamente con quienes repudian a Trump y con quienes lo adoran.
Mitch McConnell y el séquito de cuarenta y dos ahora deshonorables senadores que absolvieron a Trump, por pavor a las amenazas del expresidente a someterlos a elecciones primarias con la intención de reemplazarlos y quitarles sus cargos de poder, le han mostrado al mundo que la hasta ahora democracia más fuerte de la historia ha podido ser pisoteada por la mentira de un déspota y la justicia traicionada por la cobardía de un grupo de hipócritas aterrados por perder sus posiciones de privilegio.Las imágenes y hechos del ataque al Capitolio perdurarán por siempre atados en los anales de la historia al infame voto de inocencia que absolvió a Trump, y esa infamia encadenará para siempre el deshonor e hipocresía de Mitch McConnell y resto del GOP.