Si hablamos desde el punto de vista médico, bien podemos decir que nuestra Honduras está enferma, y enferma de gravedad, a pesar de que su mal tiene cura. La corrupción es el cáncer más destructivo que puede padecer una nación, y en Honduras este horrible mal ha dado metástasis de tal forma que ya lo ha dañado todo, quitándoles a millones de compatriotas la oportunidad de un verdadero desarrollo humano sostenible, al tiempo que una cuadrilla de aprovechados se enriquecen como el rey Midas sin que les interese la miseria a la que condenan a millones de compatriotas.
Por tal razón, resulta urgente una cirugía para Honduras; una cirugía drástica. Los hondureños debemos extirpar ese tumor putrefacto cuanto antes, y se me ocurre que no hay mejor quirófano que las urnas ni mejor oportunidad que las próximas elecciones generales. El bisturí está en las manos de cada hondureño, y este bisturí es su voto, con el cual podemos cortar para siempre a esa clase política engañadora, ambiciosa e inhumana que nunca cumple promesas, y que nunca las cumplirá, y que se escuda en la buena fe de nosotros, los votantes, quienes estamos a la espera de un tiempo mejor, con bienestar para nosotros y para nuestros hijos.
Yo sé que Honduras no tiene el gobierno que se merece y que los políticos nuestros no merecen la confianza de las mayorías. He dicho que la política es el arte de servir a la gente, de hacer lo mejor por la nación, administrando e invirtiendo honesta, justa y equitativamente sus recursos, y esa es la política que quiero para mi país. Por esta razón hago un llamado a mis compatriotas para que estas elecciones sean las de la cirugía que ha de extirpar el tumor metastásico en que se han convertido estos malos políticos, sencillamente, porque en el voto está el poder, y los hondureños tenemos hoy el poder de sanar a Honduras.
Por tal razón, resulta urgente una cirugía para Honduras; una cirugía drástica. Los hondureños debemos extirpar ese tumor putrefacto cuanto antes, y se me ocurre que no hay mejor quirófano que las urnas ni mejor oportunidad que las próximas elecciones generales. El bisturí está en las manos de cada hondureño, y este bisturí es su voto, con el cual podemos cortar para siempre a esa clase política engañadora, ambiciosa e inhumana que nunca cumple promesas, y que nunca las cumplirá, y que se escuda en la buena fe de nosotros, los votantes, quienes estamos a la espera de un tiempo mejor, con bienestar para nosotros y para nuestros hijos.
Yo sé que Honduras no tiene el gobierno que se merece y que los políticos nuestros no merecen la confianza de las mayorías. He dicho que la política es el arte de servir a la gente, de hacer lo mejor por la nación, administrando e invirtiendo honesta, justa y equitativamente sus recursos, y esa es la política que quiero para mi país. Por esta razón hago un llamado a mis compatriotas para que estas elecciones sean las de la cirugía que ha de extirpar el tumor metastásico en que se han convertido estos malos políticos, sencillamente, porque en el voto está el poder, y los hondureños tenemos hoy el poder de sanar a Honduras.