En el transcurso de la vida nos encontramos con obstáculos muy grandes en el camino que nos hacen olvidar de lo valioso que somos, o fuimos en su momento, sin embargo, en el alma (corazón) se encuentran registrados esos momentos de dolor, ansiedad o de alegría que vivimos; estadísticamente hablando, muchos de los jóvenes están pasando por el valle de la amargura en su camino por recorrer la felicidad y de encontrar el amor perfecto; no obstante, considero que la juventud va a encontrar ese amor absoluto cuando se den cuenta que el amor verdadero no se encuentran en el color de ojos, el cabello, la cara, o si huele rico el hombre o mujer, sino que la clave está en aceptar nuestro error ya que muchas veces fallamos con nuestras miradas, actitudes que herimos a esa persona que amamos con tan solo un gesto. Siempre diré en cada escrito que sale de mi corazón y de mi mente que me duele ver a las mujeres llorar por ser feliz, pero la felicidad ¡¡MUJER!! no está en si el hombre te da de comer o no, etc., sino en que te trate como la dama que tú eres y que tú como mujer trates como un caballero al hombre.
Qué tristeza es ver a parejas irse a otros países amándose y no solo por la ruta de poder o porque esté profetizado en los libros de la Biblia (Ezequiel, Daniel, Apocalipsis), sino que el amor de las personas se ve como poder y no como ese sentimiento para encontrar un refugio de protección, comprensión, cariño y afecto.
La Biblia nos narra que el amor es sufrido, es benigno; todo lo espera, todo lo soporta, el amor no se envanece, no se irrita, no busca lo suyo, pero sobre todo dice que el AMOR NUNCA DEJA DE SER. Si toda la sociedad entendiera este concepto “que el amor nunca deja de ser” tendríamos resultados efectivos donde la dama se respetaría más y el caballero honraría más a la mujer. (Continuará)