El Día de la Madre es uno de los eventos más esperados en todas las regiones de nuestro país y del mundo. Es muy hermoso ver los regalos por doquier, la sonrisa de los jóvenes al entrar a la puerta de sus hogares con presentes para su madre. Es tan bello ver a la madre contenta y feliz por tener a sus hijos a su lado, no importando cómo sea él, cómo se comporte, pero para ella es amor sincero.
Muchas veces la madre olvida el rechazo causado por su hijo o hija, sin embargo, en nosotros siempre estará el recuerdo que un día nos portamos bien o mal con ella y aunque tengamos pena, ella siempre nos abraza con amor y ternura. Quizás desde muy pequeños nos apartamos de nuestras madres, pero aún así este día nos encontramos solo para decirle: madre, felicidades, te amo (o un te extrañé mucho).
Pero hijo, ten en cuenta que una madre no espera un regalo caro, simplemente te desea a ti, nada más. Me acuerdo de las caricias que mi madre me daba cuando estaba en vida, de sus consejos y regaños. Y usted, ¿de qué se acuerda?
Esto debe hacernos reflexionar ya que muchos de nosotros nos hemos olvidado de nuestra madre, de cómo era, cómo nos hablaba o miraba, simplemente se nos ha borrado de nuestra mente y corazón y esto porque nos hemos llenado de odio, enojo y amargura, pero de algo sí estoy seguro: un día ella va a faltar y será acá cuando lloraremos amargamente, pero será muy tarde.
Hoy deseo brindar por todas aquellas madres que están criando a sus hijos solas, sin el apoyo de un hombre, porque en nuestra sociedad muchas veces tenemos ese paradigma de discriminar a la mujer por ello, pero hoy elevo un aplauso fuerte por esas mujeres que fueron engañadas por el amor de un hombre que no pudo corresponder al amor de esta mujer y tomarse el tiempo de conocer y criar a su hijo.