No cabe duda de que en el mundo es rentable vivir bien para unos pocos y gracias a ese pequeño grupo funcionan las grandes compañías.
Son pocos los que han dado argumentos sobre que el mantener el cuerpo alcalinizado no permite que viva en nuestro organismo ninguna enfermedad incluida el cáncer, o tomar medicamentos como ivermectina o fenbendazol, pero claro está que esta información no se hará viral porque si no el negocio de las farmacéuticas se viene abajo.
Siento, además, que es necesario que este es un artículo de opinión y que cada quien puede creer lo que quiera, pero les haré una pregunta ¿si la medicina ha avanzado tanto, por qué todavía en el mundo hay muchos enfermos?
Tampoco son pocos los que dicen que una enfermedad también es exceso o falta de energía en un punto determinado de nuestro cuerpo y nosotros somos energía, es decir, nos podemos curar sabiendo manejar la misma.
Pero con el pasar de los años, el mundo se ha diseñado para que la humanidad esté entretenida en sobrevivir, trabajas de 30 a 40 años de tu vida para venir a disfrutar la etapa de tu vida en donde ya tenemos poca energía, sin olvidar que muchos gobiernos quieren quitar este derecho de aquellas personas que por muchos años de su vida han trabajado en los mejores casos ocho horas diarias descansando apenas dos días de siete que tiene la semana; son pocos los países en donde las personas menores de 30 años ya tienen una vivienda propia, pues mantenernos enfermos, ocupados y dormidos con el fútbol, la música o la política es el negocio.
Las redes sociales en estos tiempos son muy buenas aliadas para estos grupos, pues los videos cortos hacen que nuestro cerebro cree menos conexiones, por otra parte, la inteligencia artificial ha hecho que dejemos de pensar menos, es fácil dominar personas que no cuestionan nada, cada día la comprensión lectora se está perdiendo y vivimos en un mundo donde se aplaude la estupidez dejando de lado el pensamiento. En resumen, somos la materia prima del mundo, pero también los que lo sobrepoblamos y mientras más dormidos, menos valemos.