Mi intuición me indica que en los partidos tradicionales Liberal y Nacional no habrá elecciones internas, sino que más bien simbólicas. Es obvio que en el partido rojo-blanco-rojo pretenden imponer a Nasralla, que nunca ha pasado por una elección interna, es decir, que él promueve más bien la “dedocracia” y además si no va a internas no tendría que repartir con nadie más la deuda política.
Por otro lado, Cálix Espinal no tiene un interés real en ser presidente ni candidato, lo que busca es el Congreso Nacional, por eso lloró a moco tendido cuando creyó que ese botín ya lo tenía asegurado.
Y no solo él, algunos “amigos” se lamían los bigotes pues pensaron que con Cálix en el Congreso les vendrían contratos jugosos como lo hizo su antecesor. Entonces ese es el panorama real, a Luis Zelaya lo dejarían fuera con facilidad pues los sellos del Partido Liberal están en las manos equivocadas y que también buscarán su cuota de poder en esa negociación que seguramente se lleva a cabo en cuartos oscuros con cortinas gruesas.
Por otro lado, en el partido de la estrella solitaria de antemano se sabe que Nasry Asfura no tiene rival. Pasará lo mismo que en el 2021, su movimiento será una aplanadora sobre cualquiera que se ponga enfrente, entonces les irá igual que al Dr. Oliva que ni diputados alcanzó en Francisco Morazán, por ejemplo.
Sin embargo, hay malestar en las bases y en lo que antes se denominó como “voto duro” pues no aceptan que “Papi” vaya con la misma gente que gobernó con JOH, claro, a excepción de aquellos que se fueron para Nicaragua.
En el nacionalismo hay una migración masiva de votos para una nueva institución política que viene con valores y principios diferentes a los que pregonan algunos miembros de la cúpula azul. Entonces internas ¿para qué?