La antesala de noviembre

El 9 de marzo, Honduras vivió elecciones marcadas por retrasos, corrupción, irregularidades y prácticas tradicionales, dejando muchas dudas para noviembre

  • Actualizado: 12 de marzo de 2025 a las 00:00

Por vez primera en la historia del país, el domingo 9 de marzo de 2025 se dieron varias situaciones muy particulares.

En muchos centros de votación no estaban habilitadas las Juntas Receptoras de Votos debido a que no habían llegado las maletas electorales, tan extrema fue esta situación que hubo lugares, y hablamos de las dos principales ciudades del país y siendo más específicos en centros de la popular colonia Kennedy en Tegucigalpa, en donde el material electoral llegó a las 9:00 p.m.

Otra de las tantas situaciones que se dieron es que las urnas anduvieron de paseo por varias colonias de la capital y para colmo en transporte público, un escenario que nunca se había visto.

Por otra parte, días antes de los comicios, algunos candidatos se vieron envueltos en supuestos actos de corrupción electoral, saliendo a la luz un audio en donde se decía que se dañaran los lectores biométricos haciendo uso de lija.

Además, de todos estos altercados, en donde se culpan unos a otros, se ve una tendencia reflejada y que lleva muchos años marcando a los votantes hondureños, y no es otra cosa que aquella mala costumbre de votar por tradición política, en donde son muchos los compatriotas que se pelean por sus partidos políticos y no digo que por sus ideales, porque la mayoría desconoce qué es un ideal, lo tienen sí, pero solamente porque es lo que desde pequeños les han impuesto, entonces ¿Qué podemos esperar del proceso de noviembre?

Algo que también estuvo muy evidenciado fueron los videos en donde se estaban inflando urnas, gente de las JRV en donde se aprovechaban para marcar los votos de personas de la tercera edad, pero en fin, situaciones que no son nada nuevas en este territorio.

Para finalizar, el gasto de las elecciones primarias fue bastante ostentoso para los hondureños y al final fue un proceso que dejó mucho que desear, no cabe duda de que el poder lo manejan las cúpulas políticas del país.

Lo que pasó es solamente un preámbulo de que no se sabe lo que puede pasar, lo que menos necesita el país es otra crisis y más polarización.

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