Cartas al editor

Luminaria de nuestra historia

El décimo mes del año, en la fecha 3, los hondureños conmemoramos el nacimiento de un patriota que en su actuar nos dejó grandes recuerdos como aquellos que nos deben de inducir a vivir nuestras vidas como verdaderos patriotas; esto significa amar, servir, luchar, enaltecer, defender aun con nuestras vidas a la Patria que nos vio nacer.

El 3 de octubre vio por primera vez la luz del día, en una casa ubicada en el centro de la capital de Honduras, Tegucigalpa, un niño al que sus padres, don Eusebio Morazán y Guadalupe Quezada, llamaron José Francisco, bautizado el 16 de octubre de 1872.

Desde niño, Francisco Morazán sintió la necesidad de aprender a través de la lectura de libros, lo que lo motivó a visitar la biblioteca de su primo don Dionisio de Herrera. Leyó la historia de hombres que se ejercitaron en los campos de batalla y que lo condujeron a convertirse en un guerrero en defensa de su Patria. Famosos intelectuales de la altura del gran tribuno cedreño, periodista Álvaro Contreras; Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, y otros le dedicaron sublimes pensamientos, como los siguientes: “Desde que Morazán entra en combate, deja de ser un héroe para convertirse en una misión”; “Suprimid el genio del Francisco Morazán y habréis aniquilado la historia de Centroamérica” (Álvaro Contreras); el chileno Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, escribió: “Alta es la noche y Morazán vigila”.

Francisco Morazán nos dejó obras literarias como un legado a los centroamericanos: “Mis memorias”, “El manifiesto de David”, su testamento, obras que todo buen hondureño debiera de leer. Hay algo muy importante y es que todos los estudiantes en sus diferentes niveles educativos del país deberán de atencionar y aprender para comentar, lo que todos los docentes deben de enseñar en la Cátedra Morazánica, que se implementara el próximo año.