La democracia en Honduras está en peligro y es ahora o nunca, en este año, que los hondureños en las urnas debemos darle un nuevo rumbo a nuestro país. Luego de los hechos acontecidos en las cortes de Nueva York y el hecho que se mencionaran nombres de altos dirigentes y miembros de las tres instituciones políticas del país que van a elecciones internas este 9 de marzo -Partido Liberal, Partido Nacional y Libre-, tres instituciones que han caído en desprestigio ante los hondureños y el mundo. Entonces es un deber impostergable para el voto independiente participar y con su voto masivo inclinar la balanza a favor del candidato que se presenta ante el elector como una persona bien definida en sus principios morales y convicciones políticas. El elector independiente, es decir, el que no tiene simpatía por un color político es y sigue siendo la mayoría en nuestro país, es el llamado a cambiar la forma de votar, pues estos electores sumado a los jóvenes con formación universitaria ya saben distinguir la diferencia entre las peras y las manzanas.
En otro tema relacionado con la campaña que comienza este sábado 18 mi buen amigo, abogado y analista político Wilfredo Laínez, sobre el financiamiento de las campañas, manifiesta que “los precandidatos deben tener por lo menos apariencia de buena fe y legalidad” y es del criterio que “ellos, precandidatos, al competir por un cargo de elección popular, deberían estar dispuestos a invertir en su propia campaña como una muestra de compromiso con sus aspiraciones políticas y con el pueblo al que pretenden representar, aplicando el refrán: ‘El que quiere celeste que le cueste’, caso contrario, todo se hace fiesta”. Este enfoque no solo eliminaría la carga financiera de las elecciones internas sobre las arcas del Estado, sino que también incentivaría a los precandidatos a
realizar campañas más responsables y menos derrochadoras.
