Opinión

Caso Julian Assange, una intrincada trama

El asilo otorgado el jueves por Ecuador al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que desde hace dos meses se encuentra refugiado en su embajada en Londres, se ha convertido, hasta ahora, en el capítulo más impactante de una intrincada trama novelesca en la que se entremezclan el sexo, los abusos, el espionaje, la libertad de expresión, la lucha de poderes, la ley internacional, los dobles raseros, el oportunismo y hasta la hipocresía.

En primer lugar, debe destacarse que la protección diplomática le ha sido otorgada al hombre gracias a quien el mundo conoce ahora --mediante la divulgación de videos y documentos oficiales en el mencionado sitio en internet-- las atrocidades cometidas por las tropas estadounidenses en Irak y las intromisiones de sus diplomáticos en diversos países del mundo.

Pero el beneficio lo otorga un país que si bien tiene el derecho soberano de hacerlo, desafiando para ello a dos de los países más poderosos del mundo, Estados Unidos y Gran Bretaña, su gobierno actual tiene pésimos antecedentes en relación al respeto de la libertad de expresión, que es la justificación para la decisión tomada.

El gobierno británico reaccionó con virulencia, desconociendo el asilo diplomático otorgado, asegurando que no está obligado a respetarlo, que no concederá el salvoconducto que le permitiría a Assange volar hacia Ecuador, y hasta amenazando con la irrupción en la sede diplomática para sacarlo a la fuerza.

Irónicamente, este mismo país que a finales del siglo pasado negó la extradición del impune dictador chileno Augusto Pinochet para que fuera sometido a la justicia española por crímenes cometidos contra ciudadanos de ese país, ahora dice estar dispuesto a todo para extraditar a Assange a fin de que responda en Suecia a acusaciones de abuso sexual.

En una oportunidad el propio vicepresidente Joe Biden calificó a Assange de “terrorista de alta tecnología”, por lo que Ecuador, los seguidores y los defensores del activista australiano –entre los que se incluyen al mismo juez español que pedía la extradición de Pinochet—aseguran que la extradición a Suecia es solo un paso para después extraditarlo a Estados Unidos para que responda, junto al sargento Bradley Manning, por haber expuesto los “trapos sucios” de Washington.

Pero este no es un cuento corto, es una larga y complicada trama –incluso algunos creen que en su corta visita a Suecia, en 2010, Assange cayó en una típica “honey trap” de la CIA— a la que todavía le faltan muchos capítulos.