Columnistas

Acerca del Registro Nacional de las Personas

En Honduras, las instituciones envejecen y a veces desaparecen sin que los funcionarios se percaten de las causas que las volvieron inservibles. Se camina error tras error y cuando se trata de corregir los defectos es para salir del tedio que produce la repetición del absurdo y no para enderezar su funcionamiento.

El Registro Nacional de las Personas (RNP) inició a principios de 1880, en la administración del gobierno de Marco Aurelio Soto. Con la Reforma se buscaba implementar, desde el Estado, una función que la había venido haciendo la Iglesia Católica, misma que traspasó los libros de inscripción de nacimiento, matrimonios y defunciones a las alcaldías municipales. Un siglo después, se constituye lo que hoy conocemos como el Registro Nacional de las Personas (RNP), que, a pesar de algunos cambios en cuanto a su estatus en la dirección, ha tenido la particularidad de que han sido los partidos políticos los que se han repartido la administración de la institución.

Hasta ahora, sin negar que ahí se ha formado un núcleo importante de trabajadores a partir de cursos de actualización y experiencia valiosa, por culpa de los políticos que han visto en la institución un espacio para emplear a su clientela, se ha reclutado personal sin ninguna calificación y sentido de responsabilidad, hay registradores en algunas oficinas municipales que apenas saben leer y escribir, lo cual ha redundado en un pésimo servicio a los usuarios.

Sobran ejemplos de personas que han ido a registrar algún hecho demográfico a los cuales se les ha cambiado el nombre, apellidos incompletos, números repetidos, y lo más grave, ciudadanos nacionales y extranjeros a los cuales se les ha otorgado hasta tres tarjetas de identidad con nombres diferentes; esto con fines de ocultar actividades delictivas. Según el ultimo Censo, en Honduras existen más de 50 mil personas que no han sido registradas y por lo tanto no tienen el derecho a portar el documento que los acredite como nacidos en el país.

Las mismas condiciones de espacio físico, recursos tecnológicos y malas condiciones de trabajo son permanentes y dan un aspecto de abandono en la organización interna, muchos empleados de mandos intermedios y de escala inferior, antes que atender la autoridad constituida, atienden al político que los llevó a los puestos de trabajo, lo cual hace que en esa institución haya una anarquía en el desempeño de las funciones de los empleados.

Ahora que se está hablando desde el Congreso Nacional de la República sobre una posible intervención, para lo cual ya ha sido nombrada una comisión interpartidaria que hará la propuesta, ojalá no se repita lo que hasta ahora hemos visto, que los partidos políticos se repartan la dirección del RNP, eso sería grave y se estaría perdiendo la posibilidad de darle una dirección técnica y que vaya a cumplir una función esencialmente del Estado y no un espacio político para atender la demanda de los políticos.

En América Latina hay suficientes prácticas exitosas en material registral, lo cual deberá ser tomada en cuenta a la hora de pensar en una reformulación transparente y eficaz en este trabajo.