En Honduras -duele aceptarlo- pululan personajes ignorantes e incapaces, corruptos y corruptores sin seso ni selección que tienen el control total del poder económico y político.
Todos impunes, causa de nuestra tragedia social, moral y económica. Tenía la esperanza de que la justicia fuera diferente, eficiente y convincente. Nada cambió. El Hospital Escuela, obra del Dr. Enrique Aguilar Paz, el mejor ministro de Salud de nuestra historia, es hoy un enorme centro de salud con los estragos de una criminal corrupción institucionalizada. Vestigio de lo que fue y monumento de irresponsabilidad gubernamental, subsiste en medio del latrocinio del personal de dentro y fuera, que quisiera ver encarcelados de por vida para escarnio de quienes se lucran con el dolor del pueblo.
La prevención es significativamente menor al costo de la enfermedad. 2018 años d. de C. ignorando que procurar salud es evitar las causas que la enferman. Ningún gobierno atiende ni entiende. Nunca se puede ni debe actuar con política partidaria en el logro de ese impostergable beneficio social. En todos los hospitales públicos el derecho a la salud pública se violenta con indignidad. Crimen para encarcelar gobernantes.
Trabajé en el Hospital Materno Infantil y luego en el Hospital Escuela durante 29 años. Aprendí del dolor, la necesidad y carestía, denuncié como director general la irresponsabilidad, politización y corrupción y me destituyeron en el gobierno liberal de Reina y en el nacionalista de Maduro. Diferente color, mismo hedor.“No podes hablar contra quien te emplea” me increpó el rastrero ministro ignorante sin honor ni amor por lo que hacía, repitiendo errores sin enmiendas ni arrepentimiento.
Lobo. 2012, declaró con maléfica sorna: “No habrá perdón ni olvido con los que han robado en la compra de medicamentos en la Secretaría de Salud”. Además conocía la corrupción en el IHSS que calló por la proximidad electoral. Corrupto confeso protegido. Por incapaz entregó la administración del HE a la UNAH. El Dr. A. Bendaña, director del HE, fue lapidario: “Ahora sí va a ser un verdadero Hospital Universitario”. Pateó el pesebre que lo formó. Nuestra salud pública dista mucho de ser aceptable al limitarse a la carencia injusta por corrupta y falta de decisión para paliar necesidades que en silencio reclaman los desposeídos y sin protesta los médicos los vemos morir por el permanente “no hay”. No es real indicador de la calidad de vida si la visión de nuestros gobernantes se reduce al reflejo de escenarios sociales donde la politizan y socializan con los corruptos amigos, correligionarios y mercenarios con poder, que ejercen en libertad incondicional sus delitos protegidos por una justicia corrompida.
El sistema de salud, con honrosas excepciones, ha sido manejado por los que menos saben y peor pueden. Los médicos hacen proezas sin avanzar en modernidad que le es negada a nuestra Honduras permanentemente convaleciente. Con gobernantes enfermos no habrá nunca un pueblo sano.
Ningún corrupto de Salud es juzgado ni preso siendo fácil demostrar el peculado. Todos libres, disfrutando dando gracias a Dios. Sacrílegos.
“En todos los gobiernos del mundo hay corrupción y Honduras no es la excepción”, justifica Lobo. Controlan absolutamente todo ateniéndose a la maldita impunidad. Los pacientes, más si son pobres, no cuentan, no votan ni eligen. ¿Por qué el silencio cómplice, Señor Presidente? ¿No le teme a la historia que lo está juzgando? La corrupción en Salud merece cárcel perpetua por ser un crimen de lesa humanidad.