Columnistas

La oposición, amplio favorito en próximas elecciones

Unos a favor del partido no importa corrupción; otros contra la corrupción no importa el partido”.

El pueblo hondureño en general y la oposición política en especial, en esta época de la historia y transitando por la contagiosa pandemia del Covid-19, considera que el problema para participar en la elecciones generales y enfrentar al movimiento político del orlandismo en el poder no es estar ubicado en la derecha, centro o izquierda, y sí, estar unidos en una “gran coalición democrática” contra la corrupción.

Dicha coalición es la señal indiscutible del desprendimiento de las bases y de los líderes políticos y económicos y la muestra evidente de anteponer los intereses personales a los de la patria, preservar el sistema democrático y dejar de lado el autoritarismo, la corrupción y la impunidad.

Esta coalición permitirá aumentar el caudal y eficientar la competitividad electoral, promover reformas democráticas, incrementar su influencia en la formulación de políticas; utilizar recursos limitados de una manera eficaz y alcanzar acuerdos sobre programas de gobierno. En este caso específico, el objetivo primordial es dejar fuera de circulación y derrotar en las elecciones generales el régimen autoritario y corrupto del orlandismo.

Esta esperanzadora coalición ayudará a sobrellevar y salir de las crisis políticas, económicas y sociales que dejará la actual administración y asegurará la paz, al ofrecer las bases para los acuerdos sobre reformas de distinta índole que promueven un gobierno incluyente y transparente.

Todas las coaliciones presentan una serie de desafíos para los partidos miembros a medida que intentan mantener su propia identidad como partido y a la vez respetar sus obligaciones con los aliados en la coalición, deben desarrollar mecanismos de coordinación entre los aliados en la coalición y comunicar los objetivos y logros de la coalición a los miembros y al público en general. Principalmente, donde existe una historia de polarización o conflictos políticos, es posible que los miembros de los partidos vean la colaboración interpartidista como una señal de debilidad o de traición a las creencias fundamentales de su partido. Pero en la época que vivimos del siglo XXI los enfoques son distintos, hoy en Honduras es fundamental unir la base política, ideológica, empresarial, y establecer un nuevo rumbo, un nuevo esquema de gobierno que nos permita vivir en paz y armónicamente. No se trata de importar ideas, sino de desarrollar las nuestras de acuerdo con los múltiples intereses políticos e ideologías. Ahora, la política es un híbrido ideológico.

Llena de esperanzas y fe cuando escuchamos a una sola voz a los coordinadores de todos los partidos y movimientos políticos en oposición (Luis Zelaya, “Pepe” Lobo, Salvador Nasralla, “Mel” Zelaya, Guillermo Valle), líderes empresariales y sociales en oposición manifestarse: “Basta ya a la corrupción”.

No cabe la menor duda de que tras la incorporación a la oposición política de Porfirio “Pepe” Lobo, expresidente de la República y coordinador del movimiento político “Todos por el Cambio del Partido Nacional”, y del candidato presidencial del movimiento Jorge Lobo Alonso, las posibilidades de triunfo para la oposición aumentan notablemente y la colocan como amplio favorito para ganar las próximas elecciones.

Es una cantidad enorme de actos de corrupción en esta administración que han engrandecido la industria de la corrupción y la impunidad, fabricando productos bien acabados y de marcas reconocidas como el nepotismo; malversación de caudales públicos; abuso de autoridad; violación a la Constitución y demás leyes, elaboración y aprobación de leyes y hasta un Código Penal para proteger a criminales; destrucción de la libertad de expresión; facilidades para el establecimiento de un narco Estado; mentira y engaño sistemático y permanente; contrabando y evasión fiscal; violación a los derechos humanos; encubrimiento; suscripción de contratos con empresas de maletín; usos y aprobación de decretos de emergencia; masivo negocios de ONG; compra-venta de justicia; venta de concesiones; privatizaciones amañadas, y todo un catálogo de esquemas fraudulentos para el saqueo de los dineros del pueblo, proteger sus delitos y evadir la justicia.

Definitivamente JOH está solo, gobierna con mercenarios políticos, los nacionalistas honrados lo abandonaron; es un gobierno sustentado en el débil sistema de justicia a su favor absolutamente, las armas y el dinero. Sus principales colaboradores están siendo mencionados por actos dolosos y de narcoactividad y requeridos por la justicia de EE UU. El mismo JOH hace equilibrios en la cuerda floja para evitar ser llevado y ser sometido a la justicia estadounidense.

Ahora, con mucha claridad el nacionalismo concibe que a las autoridades del gobierno y sus aspirantes a cargos de elección popular no les interesan sus partidarios, lo único que les interesa es tener los sellos y tener de escudo el instituto político para continuar haciendo sus fechorías. Queda planteado