Columnistas

Algunos diputados están de amarrar

Hay unos cuantos diputados que urgen de una cirugía para cambiarles –si aún existen milagros– el cerebro, pues hace unos días dieron “cátedra legislativa” proponiendo iniciativas estúpidas. Sinceramente da inmensa pena tenerlos en una butaca hasta cansados por las cámaras. No huelen sus tontas payasadas porque perdieron el tabique.

Estas “lumbreras” le temen a la influenza H1N1 que ataca sin freno a la población. Una parlera –de mucho dinero– mocionó para que el Congreso les compre exclusivamente a sus 128 miembros la vacuna para anular el mortal virus. Para colmo de males, su grito fue avalado, aunque después lo pintaron los “padres de la patria”.

La proponente es una doctora que por primera arriba al hemiciclo y nos sale con semejante tontería que seguro la derribará en las próximas elecciones a menos que su esposo le haga una incisión y le quite el plástico de su razón. De remate, salió un congresista palancón pidiendo que les restituyan la inmunidad para ser libres ante la ley.

Pensamos que si a este “legislador” le afligen los registros policiales es porque quiere evitar la fatiga de abrir las maletas y mostrar el cargamento de ropa y talcos que trae de encargo para repartir a la muchachada que lo llevó al Congreso Nacional. Aparte de “buena gente” este diputado es un “sabio”, un “ejemplo” para sus “bases”.

Y no solo les fastidian los operativos de la autoridad, también están súper molestos con el tolete de los policías. Así lo expuso ante la Cámara otra honorable asambleísta que dijo que cuando hay manifestaciones virulentas, los agentes del orden pegan muy duro, con la diferencia que a ella jamás le han dado un toletazo porque es otra que se vive a los tontos.

No estamos al revés. Este tipo de políticos nos tiene patas arriba. Hablan de libertad de expresión mimando a otros, de acato al pueblo y nomás les tocan sus tripas, saltan y pierden los estribos. Ustedes están totalmente redondos de vegetar en esas lunetas. Sin mucho empujón manchan su nombre y su pobre labor. Tengan un poco de vergüenza y digan dónde y por qué perdieron el saber y el tabique