La construcción fija “república bananera”, usada hoy como expresión despectiva, aparece por primera vez, al menos no hay registros anteriores, en el libro publicado en 1904, “Repollos y reyes”, del gran escritor estadounidense O. Henry. Para algunos es una colección de cuentos, mientras que para otros es una novela que se ha construido a partir de relatos porque las historias, aunque autónomas, están entramadas. Para efectos de los siguientes párrafos diremos que son cuentos.
La expresión aparece en el cuento “El almirante”, precisamente en un párrafo en el que se indica que en la constitución de aquella pequeña y marítima república bananera llamada Anchuria, se había previsto una sección para el mantenimiento de una marina de guerra, pero (vaya sorpresa) esa marina nunca había existido.
Este pequeño párrafo es suficiente para entender que las repúblicas bananeras son propuestas como una caricatura de país. Evidentemente O. Henry, de quien se tiene registro que vivió algunos meses en Honduras, utilizó la expresión nada más descriptivamente, no tenía ninguna intención de que trascendiera, pero con el tiempo comenzó a abarcar un significado de mayor peso y, para buena o mala fortuna, despectivo.
En Anchuria, precisamente en el cuento “El almirante”, al calor de unas copas —cortesía de la Vesuvius Fruit Company— y con la intención de alegrar un poco la reunión del nuevo presidente Losada con su gabinete, se decide crear una marina de guerra, porque se ha incautado una embarcación (Estrella de la Noche), acusada de contrabandear alcohol y otras mercancías. Por supuesto, el alcohol incautado sería propiedad del Estado: para su uso y disfrute.
A la marina se le nombra un almirante, Felipe, hombre que es descrito como un buen marino, pero como persona poco inteligente. Alguien de quien se pueden aprovechar fácilmente. Al almirante nunca se le paga porque no hay dinero, ni a él ni a su tripulación, tres hombres descalzos que, como su almirante, se alimentan del honor de servir a la patria.
Evidentemente, al tratarse de una nación ficticia, eso sí, inspirada en las reales repúblicas que vivían de la producción de banano, se debe considerar que las situaciones y personajes están caricaturizados, sobre todo en consonancia con el humor que practicaba O. Henry, a quien la literatura universal le debe textos magistrales.
Decisiones tomadas a la ligera, vicios, corrupción, pobreza, poco sentido común, compadrazgos, inestabilidad y hasta burla son los defectos propuestos en Anchuria, en aquella imaginaria primera república bananera, que no estoy de acuerdo que haya sido solo inspirada en Honduras como se dice. En distintos puntos de Centroamérica sería más preciso.
Las palabras y las expresiones evolucionan. Sé que no siempre que se dice “república bananera” se está siendo exhaustivo en esas características. Además, O. Henry no tenía ninguna intención de denuncia política o social, estoy seguro de que solo quería contar algo que miraba agregándole lo que imaginaba.
La expresión lógicamente evolucionó, tomó una forma histórica y se utiliza para aquellas naciones inestables subdesarrolladas. Sin embargo, no creo que deba servir para calificar a países, y quizá tampoco para situaciones, porque lastimosamente se hace referencia a un pasado triste, doloroso y caricaturizado de las repúblicas productoras de banano.