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Caballeros y Damas Scout Lempira

Uno de estos días me desperté con una grata invitación. Se trataba de un grupo de WhatsApp titulado “Scouts Lempira”. No pude renunciar a aceptar, pues uno de los mejores recuerdos de mi infancia y adolescencia es haber pertenecido al escultismo por cerca de diez años.

Los scouts son uno de los movimientos de jóvenes con más participantes en el mundo. Fue fundado en Inglaterra en 1907 por Baden Powell, un militar inglés que ideó un sistema para educar a la juventud basado en un definido programa de valores a través de juegos y las actividades al aire libre. Participan actualmente de esta asociación cerca de 40 millones de personas. Mediante un sistema de patrullas, grupos de seis a ocho muchachos, el escultismo fomenta las habilidades de liderazgo, el servicio a la sociedad y la convivencia.

En mi caso, participé durante dos años, de 1978 a 1980, en la Tropa n. 2 del barrio El Bosque y los últimos ocho años en la Tropa n. 1 Santiago de los Caballeros en la colonia Palmira de Tegucigalpa. Buena parte de mi formación humana la debo a este movimiento.

Guardo como un tesoro las amistades con las que compartimos muchas experiencias y buenos momentos. Superamos tantas pruebas juntos con Marco, Miguel, Carlos, Héctor, Hugo, Chema y Meme, por mencionar a algunos de la patrulla Leones, que los cuento entre los amigos de toda la vida. Luego, como guía de la patrulla Zorros, tuve la suerte de acompañar en su crecimiento en el movimiento a César, Nelson, Alfonso, Elio y Jorge Emilio. De todos ellos aprendí mucho y recibí muchas cosas positivas.

Después de cursar las diferentes pruebas del plan de formación tuve el orgullo de recibir, junto con Nelson y César, la más alta distinción que otorga el escultismo: la insignia de Caballero Scout Lempira el 22 de julio de 1987. La invitación a este chat me hizo desempolvar algunos documentos y fotografías que creía perdidos. Del viejo uniforme scout solamente me queda la banda con las insignias de especialidades; diversas pruebas de exploración, supervivencia y habilidades varias que en su momento pude alcanzar con la ayuda de mis amigos y buenos dirigentes.

Son interminables la multitud de anécdotas de las diversas excursiones, campamentos y competencias en las que pude participar junto con mis compañeros de patrulla. Es imborrable, por ejemplo, el recuerdo de la primera noche de campamento en el Campo Escuela scout en Valle de Ángeles, en septiembre de 1978. Como acampadores inexpertos, cometimos el error de poner nuestra tienda de campaña justo al lado del río en una noche de abundante lluvia. En la madrugada tuvimos que pedir asilo a otra patrulla porque el nivel del agua había subido y nos inundó por completo. O en otra ocasión de excursión en La Tigra, nos alcanzó la noche en San Juancito. El único lugar en el que nos dieron asilo para pasar la noche fue la cárcel del pueblo, que estaba sin inquilinos. En la noche tuvimos una interesante conversación con un antiguo minero de El Rosario que nos contó muchas historias de su juventud ganándose la vida extrayendo metales en las minas. En esa noche estrellada, un buen amigo me enseñó a encontrar el norte con dos nuevas constelaciones: Orión y Casiopea.

Uno de las alegrías de este chat fue encontrar la lista oficial de Caballeros Scout Lempira de Honduras. Son 112 en total. Andrés, scout de corazón que vive ahora en Estados Unidos y promotor de este espacio de encuentro, nos anima a intercambiar ideas y realizar proyectos conforme a los ideales del movimiento scout. Estamos en la primera etapa de incorporar a todos los Scouts y Damas Lempira de Honduras. Seguramente de esta iniciativa saldrán muchas cosas positivas.