Distinguida abogada Rebeca Obando (le escribo a Juan para que entienda Pedro), ¿en qué mundo vive usted? Su declaración sobre fortalecer el Poder Judicial para evitar la extradición de hondureños a otros países es una fantasía peligrosa y desconectada de la realidad. Me veo obligado a hablarle con la crudeza que la situación amerita, porque su postura refleja una profunda ignorancia sobre las complejidades y la gravedad del problema que enfrentamos.
En primer lugar, la extradición es una herramienta crucial en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, que han infiltrado cada rincón de nuestra sociedad. Pretender que nuestro sistema judicial, plagado de corrupción e ineficiencia, puede manejar estos casos con la misma eficacia que sistemas judiciales más robustos y menos susceptibles a la manipulación es, francamente, una idea absurda.
¿Cómo puede usted, en su posición de poder, ser tan ciega ante la realidad? El sistema judicial hondureño está roto. La corrupción es endémica, y la impunidad es la norma. La extradición a países como Estados Unidos, donde los criminales no pueden comprar su libertad, ha sido una de las pocas estrategias efectivas que hemos tenido. ¿O acaso cree usted que los narcotraficantes temen a un sistema que pueden manipular a su antojo? Lo que temen es ser enviados a un lugar donde realmente enfrentarán la justicia.
Su visión de un Poder Judicial fortalecido es, sin duda, un objetivo noble. Pero la verdad es que estamos a décadas de distancia de alcanzar ese ideal, y mientras tanto, ¿qué hacemos? ¿Nos cruzamos de brazos y dejamos que los criminales sigan operando con total impunidad? Su propuesta es una receta para el desastre, una invitación a la anarquía y un regalo para los delincuentes.
Además, su rechazo a la extradición es una muestra de arrogancia y aislamiento. En un mundo interconectado, la cooperación internacional es fundamental para enfrentar amenazas globales. Al negarnos a extraditar, enviamos un mensaje claro: Honduras es un refugio para la impunidad.
No puedo ser más preciso: su postura es peligrosa y completamente desconectada de la realidad. La extradición es una necesidad imperiosa para Honduras, una herramienta vital en nuestra lucha contra el crimen y la corrupción. Pretender lo contrario es, en el mejor de los casos, una ingenuidad peligrosa y, en el peor, una traición a la patria.
Abogada Obando, es hora de despertar. Honduras no puede permitirse el lujo de soñar con un sistema judicial perfecto mientras los criminales se ríen en nuestras caras. La extradición no es una debilidad, es una necesidad. Su rechazo a esta herramienta es un acto de irresponsabilidad extrema que pone en peligro a nuestra nación.
Es tiempo de enfrentar la realidad con valentía, y seguir utilizando las herramientas a nuestra disposición para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos. La fantasía de un sistema judicial perfecto puede esperar; la lucha contra el crimen no puede.