La Academia Hondureña de la Lengua, en reconocimiento a la trayectoria de compatriotas que han aportado obra literaria significativa, creó el Premio Ramón Amaya Amador, el mejor dotado monetariamente en el país, otorgado anualmente.
El 2019 tal galardón fue conferido al escritor Julio Escoto, columnista de diario EL HERALDO, trasladándose la Junta Directiva a San Pedro Sula para hacerle entrega del mismo. Adicionalmente, se imprimió su más reciente aporte bibliográfico intitulado “Casa del aire”, artículos y ensayos culturales publicados en periódicos y revistas hoy antologados. El contenido de esta obra nos traslada a los cuatro puntos cardinales de la geografía patria: al norte, sur, oriente y poniente de la rosa náutica, en un tour de force estilístico y conceptual que nos permite recorrer con la imaginación a la Honduras urbana y rural, a la costeña y a la profunda, sus comarcas, ciudades, pueblos, regiones, ríos, montañas y a los pobladores que las habitan, nuestros compatriotas de diversas culturas y etnias.
La Mosquitia, Islas de la Bahía, Trujillo, La Ceiba, Tela, Omoa, Santa Rosa de Copán, Siguatepeque, San José de Colinas, Copán Ruinas, Gracias, Comayagua, Cuevas de Taulabé, Choluteca, Danlí, Ojojona, San Juancito, Valle de Ángeles y Santa Lucía son evocados con la certeza del viajero que hace suyo el verso de Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Igualmente, leemos reflexiones filosóficas existenciales, producto de su fecunda trayectoria vital y las experiencias adquiridas en el proceso. Encontramos, también, evaluaciones de nuestros próceres cívicos y culturales, los retos inherentes en la literatura, además de poemas de carácter
intimista.
Su diestro uso y dominio del género ensayístico provoca en el lector tanto la apreciación por el contenido y la forma, el aprendizaje del pretérito y presente nacional y el placer de estar leyendo páginas escritas por un orfebre del buen escribir, con léxico generoso en su diversidad de vocablos, escogidos con tal destreza propias de un maestro, prominente intelectual de proyección y reconocimiento internacional.
“Casa del aire” amerita ser reimpresa y masivamente distribuida en el sistema educativo nacional a efecto que el alumnado ame y valore lo nuestro, a Honduras y lo hondureño, con sus identidades y diversidades, semejanzas y diferencias.
De su lectura surgirán, con efecto multiplicador, futuros literatos en prosa y verso, enriqueciendo y aportando inéditas perspectivas y enfoques, tanto de lo nuestro como de lo universal.
Tres palabras resumen el contenido de una trilogía de obras hondureñas: amor, ternura, añoranza. Ellas son: “Tierras de pan llevar”, por Rafael Heliodoro Valle; “Exaltación de Honduras”, compilación poética por Óscar Acosta y Pompeyo del Valle, y “Casa del aire”, por Julio Escoto, a quien agradecemos esta ofrenda que ha permitido enriquecer nuestra sensibilidad, fidelidad y devoción por la Patria, a la que deseamos un hoy y un mañana ya no para todos dividida, por el contrario, por todos compartida.
Él ha declarado su concepción y responsabilidad del escritor con estas palabras: “Es en alguna forma un barómetro, el sismógrafo de su sociedad y debe aplicar su inteligencia a advertir sobre aquello que ve o va mal para la nación. Es su función de orientador de opinión, si quiere ser honesto con sus principios, su creencia y su fe. Venderla al mejor postor es fácil, ha habido y hay tantos casos así en Honduras. Pero hacerlo es cruel, sobre todo en una comunidad tan ausente de luces, tan manipulada y prostituida, tan engañada por quienes buscan únicamente el usufructo del poder”.