Cada octubre, el mundo se viste de rosa para conmemorar la lucha contra el cáncer de mama. Campañas publicitarias, eventos benéficos y mensajes de esperanza inundan los medios, recordándonos la importancia de la detección temprana y el apoyo a quienes enfrentan esta enfermedad. Sin embargo, detrás de la ola de color rosa, es crucial profundizar en un debate y abordar los desafíos que persisten. La concientización sobre el cáncer de mama ha logrado avances significativos.
Hoy en día, más mujeres se realizan autoexámenes, acuden a sus chequeos médicos y conocen los factores de riesgo. No obstante, aún queda mucho por hacer. La prevención sigue siendo un desafío en muchas comunidades, especialmente en aquellas con menos recursos. Es imperativo garantizar que todas las mujeres tengan acceso a información precisa, servicios de salud de calidad y apoyo emocional, independientemente de su origen socioeconómico o ubicación geográfica.
Más allá de la detección temprana, es fundamental abordar las desigualdades en el tratamiento y cuidado de las pacientes en nuestra Honduras. Las mujeres de minorías étnicas y aquellas con bajos ingresos enfrentan barreras brutales en el acceso a tratamientos innovadores y cuidados paliativos.
El “socialismo y su poder de propaganda y soluciones instantáneas” debe empezar a trabajar para eliminar estas disparidades y garantizar que todas las mujeres tengan las mismas oportunidades de sobrevivir y prosperar después de un diagnóstico de cáncer de mama. La salud es un derecho fundamental, pero en este país y en esta coyuntura, exigirlo es hasta “antirrevolucionario” para las mujeres en situación de pobreza, donde este derecho se convierte en una lucha constante. El cáncer de mama es un ejemplo claro de cómo las desigualdades políticas y socioeconómicas pueden afectar gravemente la salud de las mujeres. Y el drama no termina allí, también hay que luchar contra el cáncer de la corrupción en el sector salud, que se propaga escandalosamente, cavando la esperanza de vida de los ciudadanos. Sus efectos son devastadores y de largo alcance, impactando en dolor y luto.
La corrupción genera una distribución inequitativa de los recursos, privilegiando a unos pocos en detrimento de la mayoría. Esto se traduce en una brecha abismal en el acceso a tratamientos, medicamentos y servicios de calidad. Entonces es crucial implementar políticas que mejoren el acceso a los servicios de salud y que promuevan la equidad en la atención médica. La inversión en programas de detección temprana, la educación sobre la salud mamaria y el apoyo a las mujeres en situación de pobreza son pasos esenciales para reducir la carga del cáncer de mama en Honduras.
Señora presidenta, es urgente garantizar la transparencia en la gestión de los recursos públicos destinados a la salud, mediante la publicación de información detallada sobre los presupuestos, las contrataciones y los resultados obtenidos. Se debe invertir en la creación de instituciones sólidas y eficientes, con mecanismos de control interno y externo que permitan detectar y sancionar actos de corrupción. No es posible que sigamos en países con sistemas de salud públicos colapsados, como el nuestro, donde apenas el 37% de estos países cubre los tratamientos para el cáncer dentro de su sistema de salud estatal. Además, es hora de ampliar la conversación más allá de las féminas. Aunque el cáncer de mama afecta principalmente a las mujeres, los hombres también pueden desarrollarlo. La concientización sobre esta realidad es crucial para romper estereotipos y fomentar la detección temprana en todos los géneros. La lucha contra el cáncer de mama es una batalla que se debe librar todos los días... el cáncer de la corrupción, también.