Vivimos la era del populismo 2.0, queremos un gobernante que sea celebridad, influencer y mesías; que nos hable sin tapujos y sin filtros en el idioma que entendemos. No nos importa que no tenga educación, que sea pedante, arrogante o que tenga un accidentado pasado; solo queremos que les diga las verdades a los acomodados, a los corruptos y a los parásitos del Estado.
No buscamos estadistas tradicionales, estamos buscando a anarquistas modernos. Estas palabras pueden sonar aberrantes, pero es la nueva realidad que enfrentamos debido a los fracasos de gobiernos tanto de derecha como de izquierda en América Latina que se han servido con la cuchara grande. El descontento con la democracia nos está haciendo más indiferentes y menos pacientes.
En línea con la inmediatez del internet, queremos resultados rápidos y hechos a nuestra medida, sin complicaciones y contemplaciones, tan sencillo como un clic en un ratón. Desde que Javier Milei obtuvo un 30% de los votos en las primarias argentinas el pasado agosto, he notado un creciente interés por su figura en Honduras.
A menos de una semana de la primera vuelta de las elecciones generales en Argentina y con la segunda vuelta asegurada, existe la posibilidad de que Milei se convierta en presidente; y con ello, nazca un nuevo experimento político latinoamericano, en esta ocasión libertario donde el Estado sería reducido al mínimo. Si Milei llega a ser presidente, que no nos sorprenda que habrá imitadores hondureños, así como hemos visto con Bukele.
¿Pero cómo sería un Milei catracho? El voto independiente está ganando peso electoral y para movilizarlo no es necesario contar con una estructura política tradicional, sino simplemente una historia convincente.
El Milei catracho deberá ser extremadamente irreverente y provocador para destacar y diferenciarse de la vieja guardia, utilizando símbolos transgresores que pongan en jaque a los adultocentristas. También deberá comunicarse sin filtros con sus seguidores en redes sociales, haciendo que sus eventos de campaña se sientan más como conciertos de rock o reguetón que mitines políticos.
Estará conectado a nivel internacional con otros influencers políticos provoca dores y movimientos de la derecha alternativa que lo apalancarán. Además, evitará caer en la trampa de la polarización en temas como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo o las luchas de clases, ya que entenderá que estos asuntos no son las principales preocupaciones de la población.
Ser libertario es la nueva moda rebelde, pues la izquierda se aburguesó y la derecha está manchada de corrupción. Es posible que no tengamos una copia exacta del Milei argentino, pero seguramente veremos rasgos de su estilo en algunos candidatos hondureños. Es cuestión de tiempo antes de que tengamos un líder populista que desafíe a los conservadores de derecha e izquierda. Será nuestro Milei catracho.