El pueblo hondureño honesto, trabajador y temeroso de Dios ha estado por largos años sometido en medio de una generación maligna y perversa, compuesta por políticos, funcionarios, militares, policías y empresarios corruptos, quienes juntamente con narcotraficantes y protagonistas de otras actividades del crimen organizado han conformado la gran red o la gran bota de corrupción que aplasta al pueblo.
Es inaceptable que la población hondureña continúe soportando más esta cultura de la corrupción y de injusticia.
En las administraciones de los gobiernos “orlandista” y “melista”, las familias presidenciales han protagonizado y potenciando la corrupción hasta convertir la nación en narcoestado.
En Honduras, en las últimas tres décadas se incrementaron las actividades de la narcoactividad poniendo de manifiesto que el fenómeno de la corrupción y la impunidad en la gobernabilidad del Estado es estructural y sistémica, proliferando en las instituciones públicas y privadas absorbiendo personas y corporaciones.
Para el caso, en el Partido Nacional el remanente orlandista lo conforman los movimientos de Ana García, esposa de JOH, y de Nasry “Tito” Asfura o Papi a la Orden, estigmatizados por la corrupción. Ellos, tanto Ana como Papi, deben dar el ejemplo, contribuyendo a destruir esta perversa cultura de corrupción y de injusticia, dando paso a una nueva generación de políticos de ficha limpia y sumarse al proyecto político de Carlos Urbizo, hombre capaz y de manos limpias.
Este llamado también es para las bases del Partido Nacional, lo mismo, las bases de los partidos Liberal declinar a favor de Luis Zelaya, en Libre declinar a favor de Nelson Ávila y de surgir la necesidad de crear una alianza política interpartidaria, considero que el indicado es Olban Valladares.
Es evidente que la corrupción en Honduras ha traído pobreza, desempleo, migración, hambre, enfermedades, ignorancia, violencia, inseguridad, desconfianza, etc.
La corrupción es una pesadilla continua.Podrán surgir convenios o tratados internacionales, estrategias, leyes, pero aquí en Honduras, infelizmente, nada de eso funciona, no existe justicia, no hay institucionalidad, no hay Estado de Derecho, solo hay un solo hombre (Mel Zelaya) con los tres poderes sometidos a él, y la cueva de la corrupción e impunidad, donde no existe la ética y anuladas la integridad y la moralidad.
Por lo tanto, es urgente el cambio de gobierno para extirpar este cáncer maligno de la corrupción con sus metástasis invasivas que devoran las entidades hondureñas, logrando el desprestigio internacional para Honduras.
Finalmente, los votantes en las elecciones primarias y generales del 2025 deben dar voto de castigo a los candidatos corruptos, no importa el partido. Mientras no haya rechazo colectivo a los corruptos no desaparecerá la cultura de la corrupción. Queda planteado.