Columnistas

La función social del dinero

No me voy a referir a la función del dinero como medida de valor de las mercancías o como medio de transacción, sino a la función que tiene en la sociedad.

El dinero o capital monetario, bien habido, se produce en un lugar y en un tiempo específico, es decir, no se genera en el vacío.

Los empresarios, comerciantes, agricultores, artesanos y todo aquel que acumula riqueza lo hace por su esfuerzo personal, dedicación y creatividad, sin embargo, lo logra porque el país crea las condiciones para que eso suceda.

Por ejemplo, en Cuba, Corea del Norte y la Venezuela de hoy es muy difícil o casi imposible acumular capital de manera lícita, porque el régimen político y el sistema económico imperante no lo permite, por las razones que todos conocemos.

Contrario sucede en Honduras, donde pese a las trabas gubernamentales, municipales o a las inseguridades, se puede hacer negocios honradamente, aunque cueste.

Digo lo anterior para señalar que los medianos y grandes empresarios, comerciantes o productores del campo, que a lo largo del tiempo han acumulado importantes capitales en Honduras no están reinvirtiendo sus utilidades en el país, no al ritmo y en la dimensión que el momento actual lo reclama.

Esto se evidencia en el enorme desempleo que actualmente agobia a una gran parte importante de la población, cuya única opción es emigrar. La economía nacional luce estancada y está acumulando un enorme descontento de la población en el gobernante.

A los grandes o medianos empresarios, comerciantes y agricultores, se les eliminó el 1.5 del impuesto sobre la renta, se les han otorgado exenciones fiscales, se les han entregado privatizaciones, gran cantidad de fideicomisos, baja en las tasas de interés, entre otros incentivos, sin embargo, su respuesta en reinversión, en generación de nuevos empleos, ha sido pírrica. No es justo.

El dinero se obtiene de manera particular, pero tiene una función social, por ello, una parte de él debe retornar al sitio de donde surgió, de lo contrario esas condiciones que lo favorecen se deterioran, como ocurre hoy en Honduras.