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La Operación Cóndor

La Operación Cóndor, que mejor debió llamarse “operación exterminio”, fue un plan macabro que se ejecutó en América del Sur durante los años 70 y 80 con una misión terrorífica: capturar, torturar, desaparecer y asesinar a los dirigentes políticos, populares y estudiantiles de izquierda que adversaban en esa época a las dictaduras militares de sus respectivos países y al gobierno de Estados Unidos.

En los llamados “Archivos del Terror”, encontrados en Paraguay en 1992, se calcula que la siniestra Operación Cóndor dejó un saldo de 50 mil asesinatos, 30 mil desaparecidos y cerca de medio de millón de opositores encarcelados, sobre todo en Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Las acciones de los escuadrones de la muerte y de las caravanas del terror en Suramérica se extendieron hasta Centroamérica, donde miles de dirigentes estudiantiles y populares, considerados “subversivos”, principalmente en El Salvador, Guatemala y Honduras, vivieron su propio “holocausto”. No hay rastros de sus cuerpos, mucho menos tumbas. Muchos de ellos, según revelaron sus ejecutores en la posteridad, fueron desmembrados, luego de haber sido torturados, y sus pedazos regados a lo largo de un camino.

Aunque tarde, en Argentina, el exdictador Reynaldo Bignone, de 88 años, ha sido condenado a 20 años de prisión junto a otros 16 militares acusados de la desaparición, tortura y asesinato de 174 personas.

Séneca dijo que “nada se parece tanto a la injusticia, como la justicia tardía”, pero más de algún otro filósofo, antropólogo o jurisconsulto habrá dicho por allí que más reprochable sería que nunca haya justicia y, peor aún, que los ideólogos, cómplices y ejecutores de esos abominables acontecimientos, hoy pretendan erigirse ante la sociedad como “mártires” de la Operación Cóndor mediática y como “próceres” de la justicia y de la libertad.

Habrá que esperar, entonces, la justicia divina, de la cual nadie escapa, aun aquellos personajes palaciegos, y oscuros, que hoy se creen la reencarnación del Cid Campeador y amenazan con su espada Tizona a los “perversos” y “villanos”.

*Periodista

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