El centro urbano que llegó a constituirse como la sede política-administrativa de Honduras, desplazando a Comayagua, fue consolidando su primacía gradualmente, antes de su traslado como capital de la nación en 1880. Tres factores contribuyeron a tal decisión adoptada por Soto: los depósitos minerales existentes en su periferia y la actividad comercial y el número de pobladores. Contamos con una detallada investigación al respecto por el compatriota José Guevara Escudero, historiador docente en Pace University, con su obra Honduras en el siglo XIX: su historia socioeconómica, 1839-1914.“La población de Tegucigalpa, 6,029 habitantes en 1821, para el año de 1832 sobrepasó la de Comayagua, y alcanzó una población de 28,939 para 1910. La vida comercial de la ciudad también fue realzada por su ubicación, la cadena completa de pueblos que conformaban la municipalidad gozaba de los privilegios de estar ubicada en el ‘cruce’ del país. Los cuatro caminos principales del país convergían en Tegucigalpa.
En la última parte de la década de 1860, catorce pueblos rodeaban la ciudad casi en forma circular, concentrando una población de 2,600 cerca de los mercados de la ciudad. Como se muestra en el censo de 1821, Tegucigalpa tenía una activa y variada sociedad de comerciantes, agricultores adinerados, artesanos, mineros y profesionales. No obstante, la falta de influencia política postergó que se le otorgara el título de ciudad. A pesar de que, en 1821, la población de Tegucigalpa era una tercera parte de la de Comayagua, su comercio ya opacaba a su rival burocrática con orientación militar. Los grandes almacenes de Tegucigalpa atraían a los consumidores, proporcionando una mayor variedad de productos. A pesar del terreno accidentado, la concentración de actividades mineras contribuyó a duplicar la economía. El abastecimiento de esta zona minera trajo prosperidad a los agricultores, 310 en 1821, así como a los 41 comerciantes propietarios de más de 19 almacenes.
Desde 1840 hasta fines del siglo, el precio de la tierra aumentó constantemente, mientras que en el resto del país los precios de la tierra se mantuvieron bajos. Esto fue una consecuencia del crecimiento de la ciudad y de la demanda de productos agrícolas. El mal estado de los caminos hacía casi imposible el transporte de bienes perecederos provenientes de otros distritos, así preservando precios relativamente altos para los productos agrícolas cultivados localmente, fomentando el ingreso de una clase estable de agricultores. Para 1900 había 25 asentamientos satélites alrededor de Tegucigalpa, en ese entonces el centro urbano más grande del país. Tegucigalpa se fundó en 1578 como pueblo minero. Originalmente solo contaba con tres cuadras que ahora son el espacio entre la plaza Morazán y la Antigua Casa Presidencial. El extremo norte de este nuevo asentamiento era la calle La Ronda; al sur, los Altos de la Hoya y los ríos Choluteca y Chiquito; al este los naborios o zonas residenciales de los indígenas con su Iglesia El Calvario, y al oeste lo que ahora se conoce como barrio La Plazuela. La sección del Guanacaste se comenzó a poblar ha mediados del siglo XVIII. En 1821, tenía tres o cuatro avenidas que se extendían de oeste a este y unas siete callejuelas de norte a sur. De acuerdo al censo de ese año, existían 483 casas en Tegucigalpa, que en ese entonces se puede describir como una modesta aldehuela en vez de un pueblo grande”.