La celebración de un aniversario es siempre una oportunidad para reflexionar, para mirar el pasado, evaluar el camino recorrido y replantearse si se quiere llegar a puerto seguro. El pasado 28 de junio una noble institución llamada Universidad Nacional de Agricultura (Unag) arribó a 71 años de vida institucional. Son 71 años que la Universidad ha construido caminos de esperanza y desarrollo formando profesionales con competencia específicas a partir de experiencias prácticas que son altamente oportunas para asegurar el éxito en un mercado competitivo global.
Son siete décadas en las cuales ha contribuido al desarrollo del sector agrícola bajo la metodología de aprender haciendo; son siete décadas que le ha brindado la oportunidad de crecimiento y desarrollo a la ciudad de Catacamas a través del empleo de decenas de profesionales como docentes y personal de servicio técnico y administrativo, que contribuyen significativamente a la formación de los educandos.
Alguien dijo por ahí que “los caminos hay que construirlos, los horizontes hay que alcanzarlos y el futuro hay que soñarlo”. Justamente eso es lo que ha hecho la Universidad Nacional de Agricultura, ha construido esos caminos para que transiten y se formen jóvenes de escasos recursos, provenientes de los 298 municipios de Honduras. El camino no ha sido fácil, la Universidad ha pasado por profundas transformaciones, conflictos internos y el eterno problema de déficit presupuestario.
La Unag pasó de ser una escuela granja demostrativa a una institución que se destaca por la formación de profesionales en las ciencias agrarias a nivel de pregrado y próximamente a nivel de posgrado. El camino ha sido largo, pero gracias a la visión y el esfuerzo de las autoridades del presente y el pasado, hoy día la Unag, cuenta con tres centros regionales operativos, con oferta académica en las regiones de Comayagua, Lempira, Gracias a Dios y próximamente en Trojes, El Paraíso, y Marcala, La Paz. Los centros regionales buscan acercar la Universidad a las regiones y a los jóvenes que desean continuar estudios de pregrado en carreras relacionadas con las ciencias agrarias.
Los desafíos que enfrentan los centros regionales se convierten en una oportunidad para acercar la institución a la zona rural, pero además reducir la presión de los aspirantes a estudiar en el campus central. A través del funcionamiento sostenible de los centros regionales, la Unag puede formar el capital humano que se necesita con carreras orientadas al área de influencia, a la vocación y en función de las características de la región y del país.
Con la creación de los centros regionales, la Unag abre una ventana más para trasmitir el conocimiento a través de la docencia, generar conocimiento a través de la investigación y poner a disposición de los productores de las regiones las buenas prácticas a través de la extensión.
Después de haber transitado 71 años de vida institucional, la historia no es lineal, por el contrario, está llena de sobresaltos como los de los últimos años del covid-19, pero que ha salido adelante a pesar de todas las dificultades enfrentadas.
La Universidad ha demostrado que tiene mucho talento humano, con las competencias para posicionarse como una Universidad referente en América Central, pero tal vez lo que le falta es ordenarse y superar la resistencia de adaptarse a los cambios del siglo XXI. Felicidades, Unag; felicidades, repolleros, y a seguir formando profesionales bajo el lema del estudio, trabajo y disciplina.