En más de 30 años de vida democrática representativa, la sociedad hondureña ha venido solicitando, exigiendo y proponiendo cambios significativos en el sistema electoral y, desde su perspectiva, esos requerimientos se han orientado a que haya transparencia en los partidos políticos y procesos electorales.
Igualmente en los últimos 30 años las reformas electorales han sido promovidas y efectuadas principalmente por los partidos políticos, haciéndolos ver como los actores más activos en lo que a cambios se refiere para mejorar y transparentar los procesos electores, de manera que otras necesidades de la población como la fiscalización y rendición de cuentas en la política todavía seguían prematuras.
Pero la creación de la Unidad y de la Ley de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos, conocida como ley de política limpia, ha venido a constituirse en la primera gran reforma electoral contemporánea de los últimos tiempos, dándose un paso significativo a reducir la brecha entre la necesidad de la población por cambios sustanciales y la expectativa de poder hacer rendición de cuentas.
Los alcances más notables de la ley, y de manera novedosa, es que se imponen límites a los partidos políticos para gastar en las campañas electorales. Nunca antes habían impuesto techos a los montos que partidos y candidatos podían gastar en una campaña.
Asimismo, la ley permitirá que haya registros confiables de contribuciones privadas para campañas electorales y dará mayor transparencia para garantizar que las aportaciones que reciben los partidos no procedan de desvío ilegítimo de las finanzas públicas ni de la delincuencia organizada o algún otro tipo de actividad delictiva.
La población debe reconocer que la sociedad civil ha sido clave para la existencia de esta ley y su referente mayor es la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), que ha estado presente en el proceso de conformación de Unidad de Política Limpia y seguirá apoyando, sin dejar de reconocer que también la clase política ha dado un buen mensaje porque no solo han permitido, sino que también la voluntad de los políticos ha permitido que hoy sea una realidad.