Acaba de pasar el Día de los Reyes Magos y, con ello, el fin oficial de las festividades de la Natividad.
Hace más de dos mil años que, guiados por una estrella resplandeciente, llegaron de Oriente a adorar al Niño Dios en Belén de Judea –hoy Cisjordania- y le llevaron oro, incienso y mirra.
A su paso por Jerusalén, Herodes el Grande los invitó a su lujoso palacio e intentó seducirlos para que, una vez que localizaran el sitio del nacimiento, le dieran aviso. Luego mandó a sus policías militares de entonces a matar a todos los recién nacidos.
La historia de los reyes magos se relata en la Biblia, pero no fue hasta el siglo V cuando comenzó a hablarse de ellos, en detalle. Desde entonces la discusión ha sido la misma: que si eran tres o eran más, que si eran reyes o simples plebeyos, que si en verdad se llamaban Melchor, Baltasar y Gaspar, que si eran negros, chinos, gringos, sajones, que quien de los tres era el negro...
Poco o nada se habla del verdadero mensaje que envían las sagradas escrituras con su historia. Tres monarcas adorando a un niño nacido, no en cuna de oro, sino en un establo; tres magos que anuncian el nacimiento de un Rey que vino a cambiar el rumbo de la humanidad.
La frivolidad no es exclusiva con los Reyes Magos. En lugares como en Honduras, la gente se empantana y patina alrededor de un círculo. Discute y discute y, al final, regresa al principio. Se pierde el tiempo en ver el árbol en lugar del bosque, en contemplar la estrella y no el firmamento.
Y así se está en contra de todo y nada sirve, nada es bueno. Todo es malo y mejor abrir la ventana y lanzarse al vacío.
Así, mejor boicotear la elección de la nueva Corte, provocar una crisis, e incendiar el país. Mejor rebatir esas cifras de homicidios y seguir gritando que nosotros, y no Venezuela, somos el país más violento.
Mejor, del lado del gobierno, seguir dándole atol con el dedo al pueblo y postergar la depuración policial para el nuevo milenio.
Así, con esas actitudes, ni mil reyes magos que vengan harán el milagro de cambiar el rumbo del país.
*Periodista