Este 30 días de abril se presenciarán eventos culturales evocando y conmemorando los diversos aportes de la etnia negra en nuestro país a lo largo del tiempo. Una visión retrospectiva debe remontarse a la conquista de los territorios que hoy conocemos como Honduras, cuando los primeros contingentes de esclavos africanos fueron comprados a mercaderes portugueses y trasladados, contra su voluntad, por el imperio español, organizándolos en cuadrillas para trabajar en los lavaderos de arenas auríferas en los ríos Aguán y Guayape, primer ciclo de la minería colonial. Ese núcleo inicial de mano de obra gradualmente se mezcló con la población autóctona, para iniciar un proceso de mestizaje en distintos puntos de la provincia, tanto en zonas costeras como del interior. Así, fueron constituyéndose sectores mulatos o “pardos” y zambos, que tendieron a desplazarse a los centros urbanos en calidad de artesanos.
Con el arribo del pueblo garinagu, procedente de la isla de San Vicente, en las Antillas orientales, a unos 2,735 kilómetros de la costa hondureña, y su traslado a Port Royal Roatan, en 1797, tras obtener autorización real para desembarcar en tierra firme, a inmediaciones de Trujillo, gradualmente se extendieron desde Belice, litoral norte hondureño y nicaragüense, en dirección nor-oeste a noreste, fundando pequeños asentamientos pesqueros, “morenales”, que contribuyeron, junto a la presencia indígena pech, tawahka y misquita, al poblamiento de nuestra costa caribeña.
Recordemos algunos pioneros de su cultura: Juan José Laboriel, músico, trasladándose a México, se abrió paso en un medio artístico altamente competitivo, secundado posteriormente por sus hijos. Catarino Castro, primer diputado en el Congreso Nacional, autor de “Honduras en la primera centuria: nuestra vida política, diplomática, militar y cultural de los primeros cien años, 1821-1921”, su trayectoria ha sido investigada por el colega Miguel Rodríguez Aguilera. Martín Paz, jurista y poeta, radicado en México, en donde falleció; Zacarías Arzú, deportista y entrenador de fútbol. Salvador Suazo, administrador de empresas, lingüista, autor de “Diccionario Garífuna-Español”, “La etnohistoria garífuna en San Vicente”, “Conversemos en garífuna: gramática y manual de conversación”; “Los deportados de San Vicente”, “La normativa lingüística garífuna”; “De Caribe a Garífuna: un estudio comparativo de la lengua caribe del siglo XVII y del garífuna actual”; “Gramática escolar garífuna”; “Diccionario escolar garífuna”.Gerardo Martínez Blanco, docente universitario, diplomático, representante de Honduras ante las Naciones Unidas (1994-1996), autor de obras jurídicas: “Hacia una convención multilateral sobre adopción internacional”; “Enfoque histórico y jurídico de la controversia limítrofe entre Honduras y El Salvador”; “El atentado contra el vuelo 103 de Pan American y sus implicaciones jurídicas y políticas: el caso de Libia”; “La sentencia sobre la controversia limítrofe entre Honduras y El Salvador”.
Armando Crisanto Meléndez, etnólogo y coreógrafo, fundador y director del Ballet Nacional Garífuna. Santos Arzú Quioto, economista, docente, pintor.¡Salud, compatriotas garífunas! Público reconocimiento a vuestros múltiples aportes en la forja de nuestra identidad, multiétnica y pluricultural.