Columnistas

Movimientos sociales y capital político

Miembros de la sociedad hondureña agitados nuevamente salen a las calles a protestar, pero lo que nadie debe aceptar, y más bien reprochar, son los actos de vandalismo, ataques a la propiedad pública y privada y, sobremanera, la violación a los derechos humanos y la integridad de las personas, más a los periodistas que cubren la noticia.

Me detengo a meditar otra perspectiva de lo sucedido, y es que estas coyunturas de movimientos sociales bien son utilizadas para posicionar liderazgos y la posibilidad del surgimiento de tendencias políticas, sino también de la incorporación de líderes políticos ya conocidos solidarios a los movimientos sociales. Estos miembros de la sociedad que protestan pacíficamente comparten objetivos, intereses, visiones de la realidad, principios, valores y proyectos, por eso se juntan y salen a protestar, pero también son estas las mismas características que tienen los partidos políticos como entidades de interés público creadas para promover la participación de la ciudadanía. Existe una gran potencialidad en estos movimientos sociales que buscan el bien común y más bien toman vigor el poder político que estos movimientos pueden lograr, hasta de poder constituirse en nuevos partidos políticos en momentos de confrontación que los lleve a construir estructuras para identificar y proponer resolución de problemas sociales. Hace más de 20 años, el tradicionalismo político de la militancia partidaria ha ido perdiendo fuerza en algunos países de América y han sido los movimientos sociales los que se han convertido en actores muy importantes. Si en medio de la multiplicación de protestas, los actores relevantes que de forma pacífica se suman a las marchas, sin vandalismo y con propuestas innovadoras, además de consignas también pudieran agregar a sus pancartas y a sus reproches su repudio a la propagación del narcotráfico y corrupción, estoy seguro que estaríamos frente a las puertas del surgimiento de nuevos partidos políticos.