En diciembre celebramos con alegría, esperanza y fe la Navidad, el nacimiento de Jesús, imagen del Dios invisible; el Dios encarnado, Emmanuel Dios con nosotros. Jesús es Dios, el Dios que hizo y gobierna los cielos, la tierra y su plenitud.
El nacimiento de Jesús fue profetizado en el Antiguo Testamento, en Isaías 7:14 RV60 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel”. El mismo profeta revela en Isaías 9:6 RV60: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”.
En el Nuevo Testamento, en Mateo 1:20-23: “...he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Con la venida de Jesús a la tierra llegaron esperanzas de libertad, porque salvará a su pueblo del pecado. La corrupción es una obra del diablo, entraña un pecado grave pues es una agresión al prójimo y también al bien común. La corrupción se refiere a un estado degenerado, estado degradado, estado invalido, estado pútrido, estropeado, desmayado, viciado, un estado de enfermedad permanente.
Con potencia, Dios nos habla imperativamente en 1 de Juan 3:8 RV60: “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”.
Toda la hondureñidad vivimos en una cultura de corrupción, fundamentalmente elaborada, aprobada y ejecutada por políticos y funcionarios corruptos, como el presidente de la República, diputados, alcaldes, estos, surgidos a través del voto popular, que, lamentablemente han engañado a conciencia al pueblo hondureño.
En Honduras, a través de esta cultura de corrupción, los políticos inmersos en deshonestidad desatan la perversidad, facilitando el narcotráfico y narcoactividad, extorsión, fraudes electorales, malversación, nepotismo, venta de influencias, acomodo de leyes y de la justicia.
En esta navidad que celebramos el nacimiento de Jesús el hijo de Dios, respetuosamente invito a las familias hondureñas a la reflexión, analizar la corrupción en Honduras y sobre los políticos corruptos que han establecido esta cultura de maldad, pisoteando la dignidad del pueblo y quienes, marcados y manchados por la corrupción, nuevamente aspiran a cargos de elección popular. Es bueno sacarlos de circulación premiándolos con voto de castigo, no importa el partido político.
Clamemos por la misericordia y el poder de Dios, que sea el libertador de Honduras destruyendo el pecado de la corrupción que nos acosa. ¡Feliz Navidad!. Queda planteado.