Fue un gran placer para mí contribuir en este espacio durante un año y cuarto. Por el momento dejaré este espacio a otros, pero quería compartir esta última columna con ustedes, estimados lectores.
El diablo está en los detalles, como se dice. Claro, a menudo, los pequeños detalles del panorama general son los que terminan creando problemas. Así como el diablo suele estar en los detalles, el éxito también está en los detalles. Pequeños pasos se suman a saltos más grandes.
Lo que dijo Neil Armstrong, el primer hombre en la Luna, es mundialmente famoso: “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad.” Muchos pequeños pasos fueron parte del programa espacial de Estados Unidos e hicieron posible este paso emblemático en 1969.
Es una perogrullada que la educación conduce al éxito. Sin embargo, en realidad hay mucho de verdad en esta afirmación; aunque la educación conduce a mucho más que el “simple” éxito. Y sin duda es el producto de muchos pequeños pasos. Cuando un estudiante se sienta con un libro para estudiar, leer cada página es un pequeño paso, cada paso se suma para finalmente comprender un capítulo, un libro o un tema completo. Alguien que practica un idioma durante quince minutos al día podrá comunicarse en uno o dos años, el estudiante tendrá buenos exámenes al final del año pero, lo que es más importante, habrá aprendido algo útil para la vida.
Sin embargo, la educación no es sólo conocimiento acumulado, es también la capacidad de pensar por uno mismo, de tomar decisiones reflexivas y de realizar análisis contextuales. Se trata de habilidades de enorme importancia que ayudan, a pequeña y gran escala, a individuos y sociedades enteras a progresar en áreas como la seguridad o la salud. Sabiendo que una lata desechada puede provocar un incendio forestal, o que una llanta de automóvil vieja puede convertirse en un refugio para mosquitos llenos de patógenos, es posible actuar de manera diferente.
Un bache, cuya reparación le cuesta relativamente poco esfuerzo a una corporación municipal, puede, en el contexto de una infraestructura deficiente, reducir el valor de todo el mercado de vehículos y, además de la pérdida directa de valor, también significar una pérdida indirecta. Por ejemplo, cuando un camión de reparto se daña, se pierde el costo de la reparación pero además se pierden los ingresos durante el tiempo sin uso. Por eso es necesario mirar lo pequeño y lo grande.
Todos los días cada individuo tiene la decisión de dejar huellas positivas o negativas en este mundo. Es interesante el caso del dedicado caballero que repara baches en la capital. Probablemente sea solo un capitalino que sigue su impulso intrínseco de querer mejorar las cosas en su entorno. Nuestro entorno no es nada que pueda separarse de nuestra existencia humana. Juntos determinamos cómo son nuestras ciudades, pueblos y ambiente natural. Decidimos si tiramos la basura por la ventanilla del coche o la desechamos adecuadamente después.
En lo pequeño y grande, cada ciudadano, así como el cuerpo colectivo de organizaciones públicas y privadas (que son, por supuesto, acumulaciones de individuos), juega un papel en cómo se desarrollan la educación, la salud y la infraestructura en Honduras. Aspectos que tienen un impacto en el desarrollo del país. Honduras puede avanzar, ya sea en muchos pequeños pasos, que en algún momento, vistos desde la distancia, se perciben como grandes saltos. En este sentido, les deseo todo lo mejor con sus pasos y saltos personales y profesionales.