Los estudiosos del pensamiento del sociólogo polaco Zygmunt Bauman (Poznan, 1925), han transpolado muchos de sus conceptos de su obra para explicar aspectos que, si bien no fueron foco directo de sus estudios, la claridad con la cual explicó varios de los problemas sociales y políticos por los cuales atraviesa la sociedad hoy en día, no ha resultado difícil hacer la asociación.
Según Bauman, el mundo actual se caracteriza por su estado fluido y volátil, es lo que denomina sociedad líquida. Esta es una sociedad en la que, según el sociólogo, la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos y el agotamiento de sus mecanismos de control.
Parte de la explicación que hace Bauman sobre los problemas que hoy en día se han convertido en el origen de las dificultades está relacionado en la creencia de que la desigualdad tiene aspectos positivos. Se piensa que la desigualdad estimula a la gente a trabajar, invertir y asumir riesgos, bajo estas condiciones se tendrá un nivel de vida más alto, cuestión que el sociólogo europeo desmiente.
Sin negar el consumo, critica el consumismo llevado al plano de la creencia de que la felicidad se encuentra en las tiendas, con ello lo que se hace, dice Bauman, es mercantilizar los sentimientos humanos; dándole un valor de uso y un valor de cambio a los productos. En parte eso ocurre al estar más tiempo en el trabajo y menos con la familia, nos sentimos culpables y para acallar ese sentimiento de culpa compramos cosas a veces no necesarias, con lo cual estimulamos un consumismo que se vuelve adictivo y dañino.
Con la desregulación total o parcial de las relaciones laborales en la actividad económica, se perdió el sentimiento de solidaridad. Si hay riesgo de pérdida de trabajo, el compañero de labores ya no es amigo. Se visualiza el desempleo como un fracaso personal, no como un fracaso de un sistema de producción. Se perdió la solidaridad y lucha de los trabajadores por mejores condiciones de vida.
Hay una tendencia que se afianza cada día en el mundo del trabajo, es el trabajo propio, eso que denominan emprendimiento, que son personas que trabajan sin ninguna protección social, sin seguro, sin vacaciones, con jornadas laborales extenuantes y sin un ingreso estable.
En una sociedad donde el papel del Estado se ve reducido a funciones al margen de los intereses que en el pasado generaban algunas expectativas de bienestar a la población en términos de empleo, educación, salud y seguridad social; la política pierde sentido social en la medida que falsea su condición de herramienta para generar un poder que tenga la capacidad de crear, un cierto nivel de inclusividad, tomando en cuenta necesidades y capacidades.
Existe un vaciamiento de la concepción programática de la política, toda vez que esta dejó de ser fuente de inspiración para las mejores propuestas de desarrollo y organización social. En contraste, la economía, obedeciendo más a la lógica de los mercados y la ganancia, marcha aceleradamente en destrucción del hábitat natural y toda forma de armonía social.
